(comitatus -us: comité, grupo / sapientium: de sabios, de expertos /
alium comitatum: a otro comité, grupo / interrogavit: preguntó /
quid: qué / "comitatus sapientium": "un comité/grupo de sabios/expertos" / esset: era)
Buena pregunta donde las haya, la pregunta
socrática por excelencia que todos nos hacemos alguna vez a lo largo y ancho de nuestra vida: ¿Qué es? He ahí el quid, nunca mejor dicho, de la cuestión. En
efecto, ¿qué es un comité de expertos? ¿qué es la balanza de pagos? ¿qué es la
prima de riesgo? ¿qué es el producto interior bruto? ¿Qué es Europa? ¿Qué es España? ¿Qué es esa jerga política, en realidad económica, que no puede traducirse al lenguaje corriente y moliente de la gente porque no la entienden ni los propios políticos y/o economistas que la manejan, aunque en realidad ella los maneja a ellos? Por cierto, no hay en una lengua tan antigua y supuestamente muerta como el latín -pero no hay lenguas muertas, sino cerebros anestesiados- una expresión equivalente a
“grupo de expertos” o “comité de sabios” ni nada por el estilo, lo que debería hacernos pensar un poco ¿no?
oOo
tristissimus: muy triste / quod: porque /
pater meus: mi padre / mortuus est: acaba de fallecer /
mihi placet: me gusta)
La proliferación de las llamadas redes sociales como Facebook,
MySpace o Tuenti responde a un fenómeno de frivolización de las
relaciones humanas, cada vez más virtuales y cada vez menos reales,
que hace un uso demasiado generoso de las palabras "amigo" y "contacto", que ha perdido ya toda su carnalidad y
contingencia táctil. Estas páginas, rivalizando con las pornográficas
de la Red, han roto ya desde hace años por primera vez la hegemonía
de las primeras, con Facebook y Myspace a la cabeza (Tuenti en España).
Lejos de convertir el mundo en un lugar sin fronteras para el amor y
la amistad, las susodichas redes están aireando los trapos sucios de
nuestras intimidades: fotografías privadas, direcciones de correo
electrónico, datos personales, cumpleaños y gustos propios, que navegan
con imprudencia y son utilizados por empresas con afán de lucro, fines
de mercadotecnia o selección de personal. Tras la ilusión inicial de
reencontrase uno con su pasado y su propia historia y rodearse de
personas de las que había perdido la pista -por algo será-, antiguos
compañeros de colegio o familiares que viven a miles de kilómetros de
distancia, las puertas de esta "amistad" ideal se abren ahora bajo
cualquier excusa y la información personal se airea sin tapujos. Cada
vez más uno se siente no ya como un pez que nadaba libre en la mar
salada, sino como un pescado capturado en las redes del ciberespacio
Hacen un uso muy generoso de la palabra amistad, que, según la Real Academia de la Lengua Española, es "afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato",
que internet parece decidido a frivolizar y a devaluar.
Pero, ¿qué se puede esperar de estos supuestos amigos que tienen a
otros cuatrocientos cincuenta y nueve contactos -por decir un número cualquiera- en su
lista? Por algo ha empezado a decirse ahora aquello de que
alguien es más falso no ya que Judas, sino que un amigo de Facebook o de cualquier Red
Social del entramado de la telaraña cibernética. ¿Me agregas? es el equivalente virtual del ¿Me quieres? de la novia formal de antaño o del ¿Me "ajuntas"? infantil.
oOo
(poeticum est: es poético /
ut: que / quisque homo: cada ser humano /
granulum suum arenae: su granito de arena / ponat: ponga /
quoad: hasta que / hic mundus: este mundo /
vastum desertum: un enorme desierto / fiat: se haga, se vuelva)
(poeticum est: es poético /
ut: que / quisque homo: cada ser humano /
granulum suum arenae: su granito de arena / ponat: ponga /
quoad: hasta que / hic mundus: este mundo /
vastum desertum: un enorme desierto / fiat: se haga, se vuelva)
Juego idiomático de palabras, muy del gusto de Montt, con la expresión "poner un granito de arena". Si todos los hombres ponemos, en efecto, "nuestro granito de arena", es decir, nuestra "insignificante" contribución, lograremos muy pronto... que este mundo se convierta en un enorme desierto, lo que va camino de ser.
oOo
(et: y / si: si / tu: tú / amicus: amigo /
meus: mío / imaginarius: imaginario / es: eres)
oOo
(ego: yo / amice: amigo mío / deos graecos malo: prefiero a los dioses griegos /
quod: porque / si puellam futuere volebant: si querían tirarse a una chica /
illi ipsi: ellos mismos en persona / descendebant: descendían /
neque: y no / columbam: una paloma / mittebant: enviaban).
Comentario: En realidad no hay tanta diferencia, como sugiere Montt, entre los dioses griegos y el Dios cristiano. Según la teología cristiana, Dios en su epifanía de Espíritu Santo descendió transformado en paloma, sobre le virgen María, de la que concibió a su unigénito Jesucristo. Zeus, por su parte, adoptaba muchas metamorfosis o transformaciones para seducir a sus numerosas amantes: descendió transformado en cisne para seducir a Leda, en lluvia de oro a Dánae, en toro a Europa, en la figura de su esposo, Anfitrión, a Alcmena, de la que concibió al gran Heracles, con el aspecto de Ártemis cazadora sedujo a la ninfa Calisto, e incluso en forma de águila al efebo Ganimedes. La diferencia, pues, más importante, entre uno y otro dios es la promiscuidad sexual del dios griego.
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