La oda séptima del primer libro de los Carmina de Horacio, compuesta en dísticos de hexámetro y cuaternario dactílicos, metro llamado alcmaniano en recuerdo del poeta griego Alcmán, aconseja al amigo Planco que no busque en viajes y lugares lejanos el olvido de penas y desengaños, sino que disfrute en la paz de Tíbur, de donde era al parecer oriundo, del momento presente, rompiendo los vínculos con el pasado y despreocupándose por el incierto día de mañana con la ayuda imprescindible del vino.
Finaliza la composición con una pequeña alusión mitológica, muy al gusto de Píndaro: Teucro, hijo de Telamón, rey de Salamina, la isla situada frente al Ática, fue desterrado por su padre porque había vuelto de la guerra de Troya sin su hermano Áyax, que, como se sabe, se había suicidado. Teucro, el mejor arquero griego de Troya gracias al arco que le regaló Apolo y a su destreza, tuvo que huír desterrado de su patria ahogando sus penas en el divino licor de Baco. En su periplo llegará a las costas de la isla de Chipre, donde fundará una nueva Salamina.
Teucro, W. Hamo Thornicroft (1881)
oOoLaudabunt alii claram Rhodon aut Mytilenen
aut Epheson bimarisue Corinthi
moenia uel Baccho Thebas uel Apolline Delphos
insignis aut Thessala Tempe;
Otros celebrarán, clara, a Rodas o Mitilene
o Éfeso o muros los de Corinto
entre dos mares o Tebas por Baco famosa o de Apolo
Delfos, o el valle del Tempe en Tesalia.
sunt quibus unum opus est intactae Palladis urbem
carmine perpetuo celebrare et
undique decerptam fronti praeponere oliuam;
plurimus in Iunonis honorem
aptum dicet equis Argos ditisque Mycenas:
Hay quienes sólo en loar la ciudad de Atenea la virgen
ponen empeño con cántico largo
y hojas de olivo ciñendo a la frente doquiera cogidas;
muchos en alabanza de Juno
de Argos que cría caballos dirán y de rica Micenas.
me nec tam patiens Lacedaemon
nec tam Larisae percussit campus opimae
quam domus Albuneae resonantis
et praeceps Anio ac Tiburni lucus et uda
mobilibus pomaria riuis.
Ni la sufrida Esparta a mí ni
campos de fértil Larisa me han tanto impresionado
como el hogar de Albúnea gruta
y Anio cayendo en cascada y bosque tiburnio y las vegas
húmedas de los raudos arroyos.
albus ut obscuro deterget nubila caelo
saepe Notus neque parturit imbris
perpetuos, sic tu sapiens finire memento
tristitiam uitaeque labores
molli, Plance, mero, seu te fulgentia signis
castra tenent seu densa tenebit
Tiburis umbra tui. Teucer Salamina patremque
cum fugeret, tamen uda Lyaeo
tempora populea fertur uinxisse corona
sic tristis adfatus amicos:
Tal como barre a menudo las nubes del cielo sombrío
blanco el Noto y eterna no trae
lluvia, así, tú, que eres hombre que sabe, recuerda que tienen
fin la tristeza y pesar de la vida,
Planco, con dulce vino, cuartel si te tiene de enseñas
resplandeciente o tendrá de tu grata
Tíbur la sombra espesa. Huyendo Teucro del padre
y Salamina, sus sienes de vino
húmedas, cuentan, con todo, ciñó con guirnalda de chopo,
esto diciendo a sus tristes amigos:
“quo nos cumque feret melior fortuna parente,
ibimus—o socii comitesque,
nil desperandum Teucro duce et auspice Teucro:
certus enim promisit Apollo
ambiguam tellure noua Salamina futuram.
o fortes peioraque passi
mecum saepe uiri, nunc uino pellite curas;
cras ingens iterabimus aequor.”
“Donde nos quiera, mejor que mi padre, llevar la fortuna,
socios y compañeros, iremos,
no hay con la guía y auspicios de Teucro, que desesperarse:
pues prometió el inequívoco Apolo
que otra en nuevo solar Salamina sería creada.
Hombres que habéis lo peor afrontado
bravos conmigo a menudo, ahogad hoy en vino las cuitas:
mar surcaremos inmenso mañana.”
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