Se trata de la oda novena del primer libro de los Carmina de Horacio, interpetada por el grupo Tyrtarion, que restituye de este modo a los versos, haciéndolos vivir oralmente, la música y el canto.
Utiliza Horacio aquí la estrofa alcaica compuesta de dos hendecasílabos, un eneasílabo y un decasílabo que reproduzco rítmicamente en la traducción.
¿Ves cómo de honda nieve el Soracte en pie
se yergue cano y carga no aguantan ya
cansados bosques, y los ríos
cómo han cuajado en agudo hielo?
Ahuyenta el frío echándole tú al hogar
más leña en abundancia, Taliarco, y más
benignamente vierte el vino
de una tinaja sabina añejo.
Deja el resto a los dioses, que una vez
que al viento en pugna con el hirviente mar
han derrotado, ni cipreses
ni olmos añosos se zarandean.
Lo que ha de ser mañana no indagues tú,
y el día que la suerte te dé en tu haber
apúntalo, y amores dulces,
joven, y bailes tú no desdeñes,
en tanto que morosa vejez tu edad
en flor no aje. El Campo y las plazas hoy
y el suave susurrar nocturno
vuelvan a ser a citada hora,
ya, y la agradable risa que del rincón
oscuro a niña oculta la delató,
y prenda hurtada de sus brazos
o de su mano sin resistencia.
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