Un óleo del artista norteamericano Bob Dob para la cubierta de un CD del grupo de rock Oedipus representa a Edipo como un bebé. Bob Dob declara
en su página web que le gusta crear mundos en los que esté presente el lado
oscuro de la naturaleza humana. Quizá por eso este Edipo lleva una corona de
rey en cuyas puntas destacan tres calaveras, como si quisiera dar a entender así que el regio poder de la monarquía que encarna Edipo se fundamenta sobre la muerte, el asesinato de su padre, en primer lugar, y la muerte de sus conciudadanos víctimas de la peste enviada a Tebas por los dioses como castigo divino.
El bebé tiene ya los ojos horadados,
lo que anticipa su futuro: el niño, en efecto, llegará con el paso del tiempo a ser rey y, cuando descubra que ha
matado a su padre y se ha acostado con su madre, se arrancará los ojos. Considera
que su crimen es de tal tamaño que la muerte sería una solución muy fácil, por lo que ha
de seguir viviendo y sufriendo para pagar por lo que ha hecho, pero ya no verá nunca más la luz del sol.
La caracterización de Edipo como un bebé se
debe tal vez a la imposibilidad de cambiar el destino, el fatídico sino o hado fatal, valga la redundancia, que determinó su vida.
Sobre la corona real hay un
signo de interrogación, lo que puede simbolizar la propia ignorancia de Edipo,
que no es consciente de que la profecía del oráculo se ha cumplido ya.
Los ojos
arrancados de sus cuencas, caídos y ensangrentados por el suelo, reflejan la ceguera de Edipo: ha
estado ciego todo el tiempo. La ceguera simboliza su ignorancia. Edipo sabe que ha
matado a un hombre y sabe que se ha casado con una mujer que, por su edad, podría
ser su madre, pero no ve que ese hombre que ha matado y esa mujer a la que le
ha hecho cuatro hijos son su padre y su madre.
La calavera en el suelo
simboliza la muerte del rey Layo. El cuervo en la mano de Edipo niño significa
probablemente la mala suerte de su aciago destino: los cuervos tradicionalmente han sido siempre pájaros
de mal agüero que traen mala fortuna, y Edipo ha nacido bajo un mal sino.
El
bastón en su mano derecha probablemente alude al enigma que le planteó la
Esfinge de Tebas y que él resolvió: el ser que andaba a cuatro, dos y tres
patas sucesivamente era el hombre, es decir, él mismo: el niño que gatea, el hombre que se
sostiene sobre sus dos piernas, y el anciano que se apoya en el bastón, bastón que evoca también su ceguera como compañero de su vejez hasta su muerte en Colono.
El lúgubre colorido y el lóbrego
escenario (el único signo de vida vegetal es un árbol muerto) corroboran la fatalidad del trágico destino de Edipo.
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