viernes, 21 de septiembre de 2018

Un mar de lágrimas

 
Vine llorando al mundo, y me moriré sollozando.
Y en lacrimógeno mar toda la vida pasé.
¡Ah lastimero linaje humano, débil, quejoso,
que de la tierra surgió, y a ella se va a reducir!
 Páladas de Alejandría, libro X, núm. 84 de la Antología Griega



Así tradujo Samuel Johnson al latín, en versión rítmica, el epigrama del alejandrino:
Natus eram lacrymans, lacrymans e luce recedo;
Sunt quibus a lacrymis vix vacat ulla dies.
Tale hominum genus est, infirmum, triste, misellum,
Quod mors in cineres solvit, et abdit humo.


La versión latina del segundo verso es bastante libre, superior incluso según su editor y traductor Niall Rud (Samuel Johnson: The Latin Poems, Bucknell University Press, Lewisburg 2005) al original griego que traduce. Más que una traducción es una aportación de la cosecha propia de Samuel Johnson, que dice que apenas hay a quienes ningún día prive de lágrimas, lo que podría ser en pentámetro castellano algo así como: no hay apenas a quien / libre de llanto el vivir. Personalmente no comparto esa opinión. El verso de Páladas, en primera persona, expresa que toda su vida ha estado inmersa en un mar de lágrimas, mientras que la traducción de Johnson lo convierte en una especie de máxima, dejando de ser una confidencia y expresión lírica en primera persona para convertirse en una sentencia general, en una máxima si se quiere. En el último verso Johnson cita expresamente a la muerte (mors, en latín) que reduce al pobre género humano a cenizas (in cineres) y lo oculta bajo tierra (humo), lo que en el original de Páladas está sugerido pero no mencionado expresamente. 

No estoy criticando la versión de Samuel Johnson, líbrenme sus Musas de algo así,  sino apuntando la dificultad de traducir poesía, sobre todo cuando se quiere conservar también la música del original. Por mi parte, también he incurrido en alguna licencia como echar mano del tópico “mar de lágrimas”, también podía haber recurrido al “valle de lágrimas”,  para verter al castellano el “en muchas lágrimas” del original griego. Es inevitable a veces si se quiere conservar el ritmo hacer alguna pequeña traición a la letra. Ya se sabe: traductor, traidor.

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