miércoles, 17 de octubre de 2018

Tanto tienes, tanto vales

El refrán, que se cita un par de veces en la segunda parte del Quijote "Tanto vales, cuanto tienes" (El Quijote II 43) y "Tanto vales cuanto tienes y tanto tienes cuanto vales" (El Quijote II 20), se sigue usando hoy en día en castellano con la forma “Tanto tienes, tanto vales”. Revela que, por lo general, la reputación de una persona está en función de su cuenta corriente; a más riqueza, mayor y mejor reputación. Si la persona es pobre, es un don Nadie, como si fuera responsable de su indigencia por no haber sabido rentabilizar o, como se dice ahora, poner en valor su talento, lo que en castellano más viejo se decía no haberse “dado a valer”. 
 

Séneca, el sabio cordobés, se hacía eco de esta opinión que ya tenían los griegos en una de sus epístolas (115, 14), citando, sin especificar nombres propios, versos de los trágicos, que traduce al latín, y que así vierte al castellano Vicente López Soto: Sine me uocari pessimum, ut diues uocer. Deja que me llamen perverso, mientras se me llame rico. An diues, omnes quaerimus, nemo, an bonus. Todos preguntamos si (es) rico; nadie si (es) bueno. Non quare et unde, quid habeas, tantum rogant. Tan sólo preguntan qué tienes, no por qué y de dónde. Vbique tanti quisque, quantum habuit, fuit. Cada uno en cualquier parte ha valido tanto cuanto ha tenido.

El proverbio hace fortuna entre los satíricos latinos. No en vano la sátira es un género literario esencialmente romano. Lucilio es uno de los primeros que saca a relucir este dicho en latín (1120 M): tantum habeas, tantum ipse sies tantique habearis: Tanto tienes, tanto tú mismo eres y en tanto eres tú tenido y considerado. Se identifica aquí el tener con el ser, y no ya con el valer. Como en el refrán italiano: L'essere sta nell'avere, que dice que el ser, la esencia, está en el poseer, en su tarjeta de crédito y en las propiedades que figuren a su nombre, no en lo que sea en su fuero interno. 

Ya entre los clásicos, también Horacio, en una de sus sátiras (I, 1, 62) recoge este pensamiento: nil satis est, inquit, quia tanti quantum habeas sis, que Moralejo traduce como: dice: “Nada es bastante; pues tanto tú tienes, tanto tú vales”


El refrán aparece en el episodio de la cena del excéntrico Trimalción, en el Satiricón de Petronio (Satiricón 77): credite mihi: assem habeas, assem ualeas; habes, habeberis: Creedme: as que tengas, as que valgas: por lo que tienes, serás tenido (serás reconocido). Téngase en cuenta que el as es una moneda romana de poco valor. Díaz y Díaz traduce tienes un duro, vales un duro. Pero me da la sensación de que los mileniales que lean esto, si hay alguno que por casualidad se asome por aquí, no van a saber que un duro eran cinco pesetas, y que la peseta era la moneda española antes de la adopción del euro, por lo que una versión más actual del dicho podría ser: Tienes un céntimo, vales un céntimo. Se te medirá en función del dinero que poseas. 


Tampoco se le pasa al satírico Juvenal el proverbio en su tercera sátira quantum quisque suā nummorum seruat in arcā / tantum habet et fīdei (vv. 143,144) Así traduce Bartolomé Segura Ramos: Conforme a la cantidad de dinero que cada cual guarda en su caja / ése es el crédito que posee. Y así Manuel Balasch: La confianza que se tiene en cada uno la miden los dineros que guarda en su arca. La consideración que tenemos sobre la gente está en proporción directa de su riqueza; contrapone Juvenal el quantum nummorum, la cantidad de dinero que guarda en su cuenta corriente del banco, con el tantum fīdei, con la cualidad de la persona, es decir, con la confianza que inspira y con el crédito que se le da, pues ambos significados “confianza” y “crédito” asume la palabra fīdes en latín. El propio Juvenal en otra sátira, la decimocuarta (v. 207), insiste sobre la conveniencia de tener dinero, sin importar mucho su procedencia o la moralidad a la hora de conseguirlo: unde habeas quaerit nemo, sed oportet habere: nadie investiga el origen de lo que tienes, pero conviene tener. Probablemente se trate de una cita cuyo origen desconocemos, dado que el propio Juvenal dice que es una sentencia famosa “digna de los dioses y del mismo Júpiter, de haber sido poeta”, que así traduce Manuel Balasch: Nadie te pedirá la procedencia, lo que importa es tener.
 
Apuleyo en su Apología o Discurso sobre la magia (23), reprochándole a un tal Emiliano y a los que son de su misma calaña, incultos y rústicos afirma: tanti re uera estis quantum habetis: en realidad tanto valéis cuanto poseéis.

Hasta el obispo de Hipona, Agustín, entrando ya en la cristiandad, se hace eco de este viejo dicho y se indigna de que el valor de un hombre se mida por su dinero: quantum habebis tantus eris (De disciplina Christiana, VIII, 9): serás tan importante según lo que tengas.

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