San
Martín de Braga, que vivió en el siglo VI, predicó que deberían
desecharse los nombres paganos que evocaban a divinidades romanas y
sustituir los siete nombres de los días de la semana por una nomenclatura cristiana más acorde
con su origen judeo-cristiano, costumbre que se impuso en Portugal donde
los días se llaman: segunda feira (lunes), terça feira (martes), quarta
feira (miércoles), quinta feira (jueves), sexta feira (viernes). La
palabra feira significda “feria”, según la liturgia cristiana. El sábado
conservó su nombre bíblico (sabbat) y se llama como en castellano
sábado.
En
efecto, Dios al séptimo día de la creación del mundo descansó y
estableció el sábado. El primer día de la semana, que debería llamarse
prima feira en portugués, cambió su nombre por ser el “dies dominicus” o
“dies Domini”, el día del Señor, en recuerdo del domingo de
Resurrección en que Cristo resucitó, por lo que se llamó domingo, como
en castellano.
En
griego moderno también se mantiene la nomenclatura eclesiástica para
los días de la semana, y sucede lo mismo que en portugués, que el domingo, que debería llamarse, por ser el primer día de la semana, πρώτη (primera), se llama "día del Señor" κυριακή. La forma femenina del adjetivo se debe a que se sobreentiende el sustantivo ημέρα, "día" en griego. Los siguientes días llevan el ordinal correspondiente: δευτέρα (segunda), τρίτη (tercera) τετράρτη
(cuarta) πέμπτη (quinta) παρασκευή (víspera) σάββατο (sábado) κυριακή
("del Señor"). La diferencia más notable con la nomenclatura portuguesa
es el viernes que en lugar de llamarse έκτη (“sexta”), como cabría esperar, se llama “víspera” o
“preparación”.
En las lenguas romances, a excepción del portugués, que sigue el modelo cristiano que hemos visto, usamos un sistema mixto para los nombres de los días de la semana: seguimos el cristiano para el sábado y el domingo, origen de la moderna institución del fin de semana, finde, Wochenende o week-end en la lengua del Imperio, que alivia la carga del resto de la semana con la ilusión de su término, y el ptolemaico para los restantes días.
En las lenguas romances, a excepción del portugués, que sigue el modelo cristiano que hemos visto, usamos un sistema mixto para los nombres de los días de la semana: seguimos el cristiano para el sábado y el domingo, origen de la moderna institución del fin de semana, finde, Wochenende o week-end en la lengua del Imperio, que alivia la carga del resto de la semana con la ilusión de su término, y el ptolemaico para los restantes días.
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