miércoles, 17 de agosto de 2011

¿A qué suena Shakespeare?

Shakespeare es un gran poeta, y eso, que lo saben muy bien los ingleses y lo reconoce todo el mundo, corremos el peligro de olvidarlo nosotros si no lo leemos en inglés y sí en traducciones castellanas en prosa, porque es como si sólo nos llegara de esa forma el contenido,  la letra, diríamos, de la canción,  y nos olvidáramos del ritmo y de la música, que es esencial a la poesía.



Como poeta, utiliza el verso decasílabo yámbico, el verso preferido de la poesía inglesa, que por su final agudo se convierte en endecasílabo yámbico castellano, ya que se cuenta una sílaba más en el cómputo. El ritmo yámbico es el del tictac del reloj. Un ejemplo de Shakespeare, tomado del poema El rapto de Lucrecia, del que habábamos el otro día, puede ser:

“against the golden splendour of the sun”

Que se deja traducir muy bien, imitando el metro y su ritmo, literalmente así:

“contra el dorado resplandor del sol”

Pero hay que tener en cuenta que el cómputo silábico medio de las palabras españolas es bastante más largo que el de las inglesas, por lo general monosilábicas o bisílabas, por lo que sería prácticamente imposible hacer una versión fiel del inglés de Shakespeare en verso endecasílabo castellano. Ha sido posible en el ejemplo de arriba, pero es la excepción que confirma la regla.

Para solventar esta dificultad, los traductores que quieren conservar el verso -metro y ritmo- en su traducción y no quieren recurrir a la socorrida prosa para hacer una versión de un poeta o al llamado “verso libre”, que es prosa disimulada en renglones truncados,  tienen que ingeniárselas recurriendo a un tipo de verso más largo. Algunos han echado mano del alejandrino o verso de catorce sílabas, dividido en dos hemistiquios de siete cada uno.

Otros han optado por otra vía. Agustín García Calvo, que recibió el premio nacional de traducción por el conjunto de su obra en el año 2006,  por ejemplo,  tradujo los Sonetos de Shakespeare y se decantó por el trisdecasílabo yámbico, un verso de trece sílabas, tres más que el que usa Shakespeare, que conserva el ritmo yámbico del original, y que permite traducir el inglés y guardar la rima. 

Si tomamos una estrofa de El rapto de Lucrecia, una Rima Real (Royal Rhyme), que antes del cisne de Avon cultivó Geoffrey Chaucer (1340-1400) y que por ello se conoce también como estrofa chauceriana, que consta de siete decasílabos yámbicos con rima consonante, distribuidos generalmente ABABBCC, se nota en seguida que para traducir la letra, el contenido, necesitamos un verso un poco más largo, que nos permita asimismo conservar la rima y el ritmo yámbico:

“My honour I´ll bequeath unto the knife
That wounds my body so dishonoured.
‘Tis honour to deprive dishonoured life;
The one will live, the other being dead.
So of shame’s ashes shall my fame be bred;
For in my death I murder shameful scorn.
My shame so dead, mine honour is new born”.


 Esta podría ser una versión rítmica de la estrofa de arriba:

"Mi honor lo legaré al puñal, que a mí la herida
Del cuerpo tan envilecido deje abierta;
Honra es privarse de una deshonrada vida;
El uno vivirá, yaciendo la otra muerta.
Se hará de ascuas de infamia así mi fama cierta;
Pues con mi muerte mato la inmoral deshonra,
Muriendo así mi deshonor, renace mi honra."