Tränen
Himmlische Liebe!
zärtliche! wenn ich dein
Vergäße, wenn ich, o
ihr geschicklichen,
Ihr feurgen, die voll
Asche sind und
Wüst und vereinsamet
ohnedies schon,
Ihr lieben Inseln,
Augen der Wunderwelt!
Ihr nämlich geht nun
einzig allein mich an,
Ihr Ufer, wo die
abgöttische
Büßet, doch
Himmlischen nur, die Liebe.
Denn allzudankbar
haben die Heiligen
Gedienet dort in
Tagen der Schönheit und
Die zorngen Helden;
und viel Bäume
Sind, und die Städte
daselbst gestanden,
Sichtbar, gleich
einem sinnigen Mann; itzt sind
Die Helden tot, die
Inseln der Liebe sind
Entstellt fast. So
muß übervorteilt,
Albern doch überall
sein die Liebe.
Ihr weichen Tränen,
löschet das Augenlicht
Mir aber nicht ganz
aus; ein Gedächtnis doch,
Damit ich edel
sterbe, laßt ihr
Trügrischen,
Diebischen, mir nachleben.
Lágrimas
Celeste, tierno amor, si llegara yo
de ti a olvidarme… ¡Oh islas fatales, oh
ardientes, que ceniza sólo
sois y desierto y ya asoladas,
queridas islas, ojos que enhechizáis,
vosotras sólo ya me importáis a mí,
orillas celestiales donde
idolatrado el amor expía!
Con gratitud sirvieron los santos, pues,
a la belleza en tiempos allí y también
los fieros héroes y se alzaron
árboles muchos allá y ciudades
visibles como un hombre sensato; ya han
los héroes muerto, e islas de amor están
borradas casi. Así, engañado,
loco, el amor estará en el mundo.
Vosotras, tiernas lágrimas, no borréis
luz de mi vista toda; dejad que algún
recuerdo, falsas y furtivas,
porque yo muera feliz, perviva.
El amor del poeta alemán
Friedrich Hölderlin (1793-1843) por la
antigua Grecia le llevó a cultivar metros y estrofas clásicas, que adaptó a su
lengua, como esta estrofa alcaica, que
hemos reproducido en la traducción y que lleva el nombre del poeta griego
Alceo, compuesta por cuatro versos: dos endecasílabos agudos, un eneasílabo y un decasílabo,
donde la ausencia de rima, que los griegos y romanos desconocían, se compensa
con una distribución rítmica regular de tiempos marcados y no marcados que se
repite dentro de cada verso.
Sobre Hölderlin ha escrito el profesor
Francisco Rico: “Su poesía muestra una síntesis panteísta entre el espíritu
dionisíaco y el cristianismo, en un intento por conciliar al hombre con lo
divino y de imaginarse a sí mismo como profeta de una nueva era de la humanidad
(y en especial de la patria alemana) alentada por el espíritu de Grecia. Hölderlin
concibe vida y poesía como una misma entidad, a la manera romántica, pero en la
factura del verso y de la estrofa trabaja con delicadeza la métrica tradicional…”
En 1807 se volvió loco y desde
entonces vivió recluido en una torre hasta el día de su muerte. Escribió
poemas, un relato epistolar titulado “Hiperión” y una tragedia inconclusa “Empédocles”
impregnados de lirismo. En la tragedia, el filósofo Empédocles se suicida arrojándose
al cráter del volcán Etna, como si quisiera morir para renacer, en una mezcla del espíritu pagano de Orfeo en su viaje a los
infiernos y de Jesucristo resucitado.
Ha influido en muchos poetas posteriores de todo el mundo, y, en cuanto a las letras españolas se refiere, especialmente en la
poesía de Luis Cernuda, que tradujo del alemán además algunos de sus poemas a
nuestra lengua.
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