sábado, 14 de diciembre de 2019

De Aquiles o el paradigma heroico (I)

Aquiles o Aquileo es el hijo de una diosa del Océano, la ninfa marina Tetis,  y de un mortal, Peleo, rey griego de Ptía, en Tesalia. Ya en el banquete de boda de Tetis y Peleo, quienes serán los padres del semidiós, se produce un incidente aparentemente insignificante pero que acabará desencadenando, a la larga, el primer conflicto bélico mundial de la historia y literatura de Occidente: la guerra de Troya, en la que el héroe acabará al correr de los años descollando y falleciendo.

En efecto, los novios invitaron a todos los dioses a celebrar sus nupcias pero se olvidaron de Eris, la Discordia, la cual lanzó una manzana de oro sobre la mesa con una inscripción grabada en ella que decía “para la más hermosa”, que provocó la rivalidad entre tres de las diosas presentes: Hera, Afrodita y Atenea. Como no se ponían de acuerdo, ya que las tres querían el título que otorgaba la posesión de la codiciada manzana áurea, le pidieron a Zeus que dictaminase él quién de las tres merecía el galardón: pero él se desentendió por no tener problemas con las dos restantes, por lo que decidió que resolviera Paris, un mortal, quién de las tres diosas era la más hermosa: las tres se presentan ante el juez y las tres le sobornan: Atenea le ofrece gloria militar, Hera el poder, y Afrodita, a la mujer más hermosa del mundo a cambio de su elección. Paris no lo duda: elige a Afrodita como la diosa más hermosa y la hace merecedora de la manzana de la Discordia. Su premio será Hélena, la reina de Esparta, esposa de Menelao. 


Pero Paris no era un simple pastor, sino ante todo un príncipe troyano. Cuando vaya a Esparta en misión diplomática de paz, Hélena se enamorará de él y se fugará con él, lo que desencadenará la guerra, la guerra aborrecida por las madres, como cantó el poeta. Para Menelao y para todos los griegos se trata de un secuestro, por lo que se unirán todos en torno a la figura de Agamenón para ir a rescatar a Hélena, que se convierte así en casus belli: Ya lo dijo Horacio. Nam fuit ante Helenam cunnus taeterrima belli / causa. Hubo antes otras guerras por la posesión de una mujer (el "coño", dice literalmente el poeta aludiendo al todo con la mención de la parte), pero ésta sin duda será la más sangrienta y cruel. 

Aquiles será sumergido recién nacido en la laguna estigia por su madre para hacerlo inmortal, pero al hundirlo en sus aguas sujetándolo por el talón logrará que todo su cuerpo sea inmortal salvo precisamente el talón, su punto vulnerable, el talón de Aquiles.

 Tetis sumergiendo a Aquiles niño en la laguna estigia.

En la Ilíada Homero, sin embargo, no menciona nunca este detalle ni que Aquiles sea invulnerable. Cuando se representa su muerte en el arte griego, siempre aparece muerto víctima de un flechazo, ya sea en el torso o en el talón, por lo que parece que la leyenda del talón de Aquiles es un añadido posterior. 

Una profecía decía que Aquiles moriría en la guerra de Troya, por lo que sus padres trataron de protegerlo de ese fatídico destino evitando que se uniera a la expedición comandada por Agamenón para recuperar a la raptada Hélena, la mujer más bella del mundo. Como no querían que muriera en la guerra, decidieron ocultarlo en la isla de Esciro en el gineceo del rey Licomedes, vestido como una niña entre las numerosas hijas del rey. De hecho la llamaban Pirra, la pelirroja, porque sus cabellos eran del rubio color del fuego. Allí al futuro héroe, oculto entre las doncellas como una más, se le planteará el dilema de si llevar en Esciro una vida confortable y cómoda renunciando a su futuro heroísmo, o ir a la guerra donde se encontraría irremediablemente con su Parca. 

Los griegos, que sabían por otro oráculo que sólo podrían ganar la guerra con la ayuda de su mejor guerrero, que era Aquiles, enviaron a Diomedes y a Odiseo en su busca y captura, quienes se introdujeron en dicho palacio disfrazados astutamente de mercaderes. Llevaban vestidos y joyas para las mujeres y... unas armas que enseguida deslumbraron a la ambigua muchacha que era Aquiles, lo que hizo que se descubriera y mostrara quién era, a pesar del amor que sentía por una de sus amigas, la princesa Deidamía, a la que dejaba embarazada. 


Cuentan también que el astuto Ulises hizo sonar un clarín marcial que llamaba a la guerra y que asustó a las mujeres, pero que hizo que el hijo de Tetis, poseído de ardor guerrero,  empuñara la espada, y resolviera el dilema que se le planteaba a favor de una vida breve pero intensa, coronada por la gloria. Deidamía, embarazada como está, intentará retenerlo, pero sabe que su intento está abocado al fracaso. El hijo de Tetis ha decidido que no quiere la seguridad de la vida regalada que le brindaba el gineceo del palacio del rey Licomedes.

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