domingo, 8 de diciembre de 2019

Del español en el mundo y de Campoamor

Lo importante de las lenguas no es tanto el número de sus hablantes, o sea la cantidad, cuanto lo que se ha llegado o se llega a expresar en ellas, es decir, la calidad de los contenidos que han expresado.

Por esa misma razón algunas de las llamadas lenguas "muertas", como el sánscrito, el griego clásico o el latín entre nosotros, están más vivas que muchas de las que hablamos hoy en día: por la importancia de las cosas que se han dicho y escrito en ellas. Por eso esas lenguas no han muerto todavía, son eternas.



Leo por ahí que el español, o más propiamente el castellano, es una lengua minoritaria todavía en la Red, en comparación con el inglés o el chino, lenguas en las que se redactan miles de páginas electrónicas. No debería preocuparnos mucho esto, porque, como hemos dicho más arriba, lo importante de una lengua no es que se hable o se escriba mucho, sino que en ella se expresen cosas bellas y verdaderas, o, por lo menos, si no se puede expresar la verdad, que eso parece imposible, palabras que denuncien las mentiras que se disfrazan y travisten de verdades, sobre las que se cimienta la realidad de nuestro mundo.


En una de sus rimas más acertadas, el poeta asturiano don Ramón de Campoamor (1817-1901) nos da el consejo de un hombre experimentado, un viejo, a los jóvenes:

Pues que tanto te admira
el saber de los viejos, 
voy a darte el mejor de los consejos: 
cree sólo en esta verdad: "todo es mentira".

Sin embargo, los versos que más se suelen recordar de él, que los citan incluso gentes que nunca han oído hablar de Campoamor, son aquellos, que también vienen aquí a cuento,  aunque contradicen a los primeros:

Que en este mundo traidor
nada hay verdad ni mentira;
todo es según el color
del cristal con que se mira.

Entre sus muchas coplas algunas aciertan a decir algo dentro de su prosaísmo con gracia y entendimiento, como por ejemplo:

Al pintarte el amor que por ti siento
suelo mentir, pero no sé que miento. 

 oOo

¿Es sueño o realidad lo que he vivido?
No lo sé, pues yo que hablo no estoy cierto
si al juzgarme despierto estoy dormido
o al creerme dormido estoy despierto. 

oOo


Una pequeña reflexión sobre la belleza, algo que sabemos también muy bien todos, esta perla de sabiduría de Campoamor: "la belleza sólo está / en los ojos del que mira". La belleza está en el interior... de los ojos del que mira. Y el que mira puede encontrarla tanto en el interior como en el exterior de lo mirado. Por la siguiente razón, porque, como bien dijo Campoamor: "Todo espectáculo está / dentro del espectador". También, dándole la vuelta al verso, todo espectador está dentro del espectáculo.

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