Publica Alberto Montt una simpática viñeta sobre el bosón de Higgs, la llamada partícula de Dios, en su página electrónica, una viñeta que quiere hacernos reflexionar provocándonos a la vez una escéptica sonrisa, como es costumbre en el dibujante chileno, y que os he traducido al latín para comentario.
Se puede ver al demonio a la izquierda preguntando a unos cuantos dioses a la derecha con un significativo y gracioso juego de palabras, de quién de ellos, particularmente (particulariter), es la susodicha partícula (particula).
Vemos, empezando por la izquierda, a Dios, el dios cristiano con el triángulo en la cabeza que representa la sagrada trinidad, el dios por antonomasia, cuyo nombre propio es el nombre común "dios" escrito con mayúscula "Dios", seguido de Mercurio (Hermes para los griegos), que es el mensajero de los dioses olímpicos; detrás de él distinguimos a Ganesha, el dios de cabeza de elefante, maestro de la inteligencia y patrón de los artistas y escritores del panteón hindú, seguido de Anubis, el dios con cabeza de chacal o de perro, el conductor de las almas, el intermediario y el mensajero entre el mundo de los vivos y el más allá dentro de la religión del antiguo Egipto, y finalmente al dios nórdico Odín a la derecha, maestro de la sabiduría y las ciencias ocultas, si no es su propio hijo Thor.
Se puede ver al demonio a la izquierda preguntando a unos cuantos dioses a la derecha con un significativo y gracioso juego de palabras, de quién de ellos, particularmente (particulariter), es la susodicha partícula (particula).
Vemos, empezando por la izquierda, a Dios, el dios cristiano con el triángulo en la cabeza que representa la sagrada trinidad, el dios por antonomasia, cuyo nombre propio es el nombre común "dios" escrito con mayúscula "Dios", seguido de Mercurio (Hermes para los griegos), que es el mensajero de los dioses olímpicos; detrás de él distinguimos a Ganesha, el dios de cabeza de elefante, maestro de la inteligencia y patrón de los artistas y escritores del panteón hindú, seguido de Anubis, el dios con cabeza de chacal o de perro, el conductor de las almas, el intermediario y el mensajero entre el mundo de los vivos y el más allá dentro de la religión del antiguo Egipto, y finalmente al dios nórdico Odín a la derecha, maestro de la sabiduría y las ciencias ocultas, si no es su propio hijo Thor.
ab: por
appellata: denominada, llamada (cf. apelativo, apelación; appello).
atque: y además
cuius: de quién (cf. cuyo; quis, quid)
Dei: de Dios (Deus, Dei)
haec: esta (hic, haec, hoc)
hominibus: los hombres (cf. homínido; homo, hominis)
inventa: encontrada, descubierta (cf. inventar; invenio)
licet-ne: ¿Se puede...? ¿Es posible...? (cf. lícito, licitación, ilícito)
nuper: recientemente, hace poco
particula: partícula (diminutivo de "pars, partis" parte)
particulariter: particularmente, en particular (cf. particular).
scire: saber (cf. ciencia, con-sci-encia, omni-sci-ente; scio).
sit: es (sum)
vestrum: de vosotros (vos)
Nos han estado bombardeando durante estos días con noticias de divulgación científica acerca del bosón de Higgs, la partícula divina, y de cómo la ciencia estaba a punto de descubrir el origen del universo y la verdad definitiva. Pues bien, estamos como estábamos después del costosísimo experimento en términos económicos del acelerador de partículas que tanto ha dado que hablar a los medios de masificación: al fin y a la postre, sólo sabemos, more Socratico, que no sabemos nada.
El dibujante El Roto caricaturizaba la "partícula divina" como si fuera una hostia consagrada para la comunión de los fieles de esa nueva religión que es la ciencia -que si no nos exige fe, como la vieja religión, lo que sonaría muy arcaico, precisa, sin embargo, y mucho, de nuestra "credibilidad"- , con la aureola de santidad de lo divino, en esta impagable viñeta titulada "La consagración", que el diario independiente de la mañana publicaba el 23 de julio de 2012.
El dibujante El Roto caricaturizaba la "partícula divina" como si fuera una hostia consagrada para la comunión de los fieles de esa nueva religión que es la ciencia -que si no nos exige fe, como la vieja religión, lo que sonaría muy arcaico, precisa, sin embargo, y mucho, de nuestra "credibilidad"- , con la aureola de santidad de lo divino, en esta impagable viñeta titulada "La consagración", que el diario independiente de la mañana publicaba el 23 de julio de 2012.
Seamos "de letras" o "de ciencias" -distingo bastante inepto que nos colgamos a veces como si de un sambenito se tratara para clasificarnos-, esto es algo que nos concierne a todos, que afecta a todo el mundo, de vital importancia, algo que todos nos hemos cuestionado alguna vez: estamos hablando del origen del universo y de la falsedad de la realidad del mundo. Si no nos preocupa esto, ¿qué nos preocupa?
A este propósito merece la pena reproducir aquí el artículo de Agustín García Calvo, publicado en El País de hoy (14 de julio de 2012), que quiere hacernos pensar sobre todo ello en contra de la communis doctrina, mainstream o pensamiento único dominante, que se titula:
Tampoco el bosón de Higgs era verdad.
Y sin
embargo las mayorías de los fieles se lo han creído, que la Ciencia venía por
fin a darles la solución del problema del Universo que tanto los angustiaba, o
por lo menos han estado a punto de creérselo.
No es nada del otro mundo: la necesidad de
fe y de diversión es siempre mucha; pero es cada vez más notable que , después
de tantos desengaños, algo tan simple y consabido como esta noticia pueda
servir para el caso: porque ello es que el problema sigue tan vivo como nunca,
y basta con que algunos ignorantes nos asomemos a la Red (mejor que a los
libros y desde luego a las aulas) para darnos cuenta de lo vivas que siguen las
discusiones entre físicos y matemáticos más o menos en ciernes o jubilados
acerca de las cuestiones y los términos fundamentales de la teoría y cálculos
físicos (esto es, lógicos acerca de universos o realidades), y sorprende así
que tenga todavía ese relativo éxito la presentación de ideas como
‘corpúsculo’, ‘masa’ y demás que llevan ya unos cuantos siglos de
desmentimiento: es como si se contara cada vez más con una infantilidad en la
gente que se ha sometido a la Enseñanza y los Medios del Progreso.
No han faltado tampoco a lo largo de estos
siglos algunos sabios, y, lo que más importa, honrados, que, liberados ya de
temores por su promoción, se han atrevido a declarar para la gente la verdad de
las mentiras de la Ciencia; así habréis leído más de una vez cómo el propio
Einstein declaraba una vez que las ideas o teorías que se refieren a la
realidad no son ciertas (sicher), y, si son ciertas, no se refieren a la
realidad. Claro que para decir cosas cono ésas, si uno está todavía preparando
su Tesis Doctoral o su subida a las Cátedras del mundo…
Pero era inevitable: hacía ya muchos años
que se había montado el acelerador más largo y más caro del mundo para que,
tras tantas incertidumbres y falta de noticias, no se nos ofreciera al fin una
información de luz y de esperanza correspondiente a los enormes gastos y
trabajos de miles de empleados del que había de ser acelerador, si no de
partículas, de informaciones; y así se ha sacado de entre los restos de
especulación física algo que pudiera servir para entretener un rato la espera
del personal.
Pues bien, amables lectores, dejáos oír (no
hace falta que creáis a cambio nada) lo que los restos de sentido común de los
menos creyentes os dicen bien claro: no era tampoco verdad, no ha habido tal
cosa como un acercamiento a la solución definitiva: el problema está tan vivo y
floreciente como desde que se inventaron las teorías sobre el Mundo. No puede
ser que se descubra una solución, teoría, filosofía o ciencia dentro de la
realidad, que, valiéndose de términos del vocabulario real, trate de dar con la
esplicación de todo; porque, entonces,
la esplicación misma entraría a formar parte de la realidad y no podría decir
nada nuevo y desmentidor acerca de ella.
He ahí lo más sencillo que tendríamos que
haber descubierto: que la realidad no es todo lo que hay; que es una guerra o
contradicción entre la pretensión de imposición de ideales o de un lenguaje
matemático cerrado, y la resistencia siempre viva contra esa imposición; la de
las cosas nunca del todo terminadas contra los números y el fin: por ejemplo
‘masa’, cuando más, sería esa resistencia, siempre espesa, que, no habiendo
‘todo’, no puede ser 4% de nada.
Pero eso al Poder no le importa: Él tiene
que ofrecer soluciones, es decir, evitar descubrimientos que puedan entorpecer
la marcha del Capital, y así, entre otras mil historias, os ofrecen un bosón
para calmar la impaciencia, matar el Tiempo.
Claro
que no os dirán que ahí ha terminado
todo, que eso es la solución definitiva: quedan siempre algunos pormenores que
aclarar, algunos cálculos que mejorar; porque eso, si no, sería justamente
libraros del Futuro, que es arma esencial del Poder, y que ya no tenéis nada
que hacer, ni trabajar, ni buscaros un título en las universidades; y, sin
Futuro, os encontraríais en un mundo vacío y muerto.
Sería como si a algún financiero malaconsejado
se le ocurriera montar sus teorías proclamando que con ellas se va a terminar
con la Crisis Económica de una vez y para siempre.
Agustín García Calvo es catedrático emérito de Filología Clásica de la Universidad Complutense de Madrid.
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