Hace tiempo que tenía ganas de dedicarle una entrada al manga Thermae Romae, Termas de Roma, de la dibujante nipona Mari Yamazaki, que en Japón y en media Europa ha sido y es un auténtico fenómeno cultural con gran repercusión en países como Alemania, Francia, Inglaterra o Italia, pero aquí, a España, no nos ha llegado todavía. Comenzó siendo un comic bastante alejado de los tópicos del manga tradicional, después un anime, es decir, una serie de dibujos animados basada en el manga, y finalmente se ha estrenado la película con actores de carne y hueso, que se convierte en un divertido "peplum", como se llamaba a las películas de romanos de los años cincuenta, que viene a engrosar la ya larga lista de películas nuevas de este viejo género cinematográfico constantemente revisitado.
Thermae Romae es un ejercicio de originalidad: se compara la cultura de las termas romanas con los baños públicos japoneses actuales, algo que a primera vista no parece guardar mucha relación, pero Mari Yamazaki, que reconoce la deuda impagable que le debe a la estupenda serie televisiva Roma (producción HBO/BBC), se la encuentra a través de su personaje Lucio Modesto, un arquitecto romano de época del emperador Adriano, que viaja periódicamente en el tiempo, al Japón del siglo XXI, y regresa a la Roma imperial del siglo II de nuestra era, comparando ambas sociedades y culturas, en viajes subacuáticos de ida y vuelta. Oriente y Occidente se encuentran y se dan la mano en Thermae Romae de la mano de los estupendos dibujos de Mari Yamazaki.
La historia nos sitúa en la antigua Roma, en el año 120 d. C. Mientras el Imperio está bajo las órdenes de Adriano, el ingeniero Lucio Modesto, especializado en la construcción de instalalciones termales, intenta librarse de la mediocridad reinante en su trabajo, apostando por nuevas ideas. Un buen día, mientras trabajaba en el diseño de una piscina, fue absorbido por una especie de remolino que lo hace emerger... en un baño público japonés moderno, lugar inquietante y misterioso para Lucio donde se encuentra con elementos desconocidos como el jabón, el agua corriente, la electricidad...
El comic ha obtenido el prestigioso galardón Manga Taisho Awards en el 2010 por su conjugación de historia antigua -la ambientación en el siglo II de nuestra era es bastante rigurosa- e hilarantes gags cómicos en una mezcla que atrapa al lector desde la primera viñeta.
Una de las diferencias entre el manga/anime y la película son los ragos occidentales de Lucio en el cómic, donde destacan sus rubios cabellos, y orientales en la película. La siguiente animación, en versión original en japonés, con subtítulos en castellano -bastante cuidadosos, por cierto- comienza tratando sobre Antínoo, el amante que había muerto recientemente del emperador Adriano, personaje sobre el que versa la espléndida novela de Marguerite Yourcenar Memorias de Adriano. Destaca, tanto en el manga como en el anime, el carácter pedagógico y el gusto por el detalle y la exactitud históricos. Te aconsejo que pongas el vídeo en pantalla completa o "full screen", para poder leer los subtítulos en español y apreciar los detalles, pulsando el ratón sobre el recuadro inferior derecho. El efecto de escuchar a los protagonistas -occidentales- hablando en japonés es bastante chocante al principio, pero enseguida nos familiarizamos con él.
Veamos a continuación el trailer de la película, calificada por la prensa italiana como una divertidísima "comedia hilarante", donde se presenta a Lucio Modesto con rasgos orientales y cabellos negros. Cabe destacar la reconstrucción que se hace de la Roma imperial en la película, rodada en los míticos estudios romanos de Cinecittà. La película dura 108 minutos y ha sido dirigda por Hideki Takeuchi y se estrenó el 28 de abril del presente año 2012 en Japón. Esperemos que llegue pronto a España para poder disponer y disfrutar de ella.
He aquí un fotograma de la película donde se reproduce con mucha verosimilitud el ambiente de unas termas romanas, bajo la cita griega de un verso de Píndaro: ἄριστον μὲν ὕδωρ, escrito con letras capitales y sin signos diacríticos, ni espíritus ni acentos: ΑΡΙΣΤΟΝ ΜΕΝ ΥΔΩΡ, que significa "lo mejor es el agua".
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