domingo, 26 de diciembre de 2010

Más películas de griegos y romanos




-Quo vadis
(Mervyn Leroy, 1951) Basada en la novela del polaco Henryk Sienkiewicz del mismo título. El general Marco Vinicio, a su regreso a Roma después de tres años en el campo de batalla, se enamora de Lygia. Pero ella es cristiana y no quiere tener nada que ver con un guerrero. Aunque creció en Roma y fue adoptada por un general retirado, técnicamente es una esclava de Roma, por ello Marco consigue que el emperador Nerón le ceda a Lygia en pago a sus servicios. Aunque ella le rechaza, en su interior se sentirá atraída por él. Los bellos Robert Taylor y Deborah Kerr se enamoran y se convierten a la fe cristiana en este gran éxito del cine histórico de aventuras, al que se le añade el componente religioso de exaltación del cristianismo. Pero, por encima de todo, en esta entretenida película sobresale un prodigioso Peter Ustinov en el papel del emperador Nerón que literalmente fascina en todos los planos en los que aparece. (Duración 171').


- Helena de Troya (Robert Wise, 1955) Protagonizada por Rossana Podestà. Buena adaptación de la Iliada con dirección del maestro Robert Wise, un hombre que se atrevió a dirigir de todo y además muy bien. Troya, inexpugnable tras sus poderosas murallas, está gobernada por el rey Príamo, monarca amante de la paz. A su hijo Paris le autoriza a trasladarse a Esparta para convencer a los griegos de que la guerra contra Troya no beneficiaría a nadie. Cuando Paris ve a Helena, la mujer más bella del mundo, cae rendido a sus pies. Helena es la reina de Esparta. El rey Menelao, marido de Helena, está planeando con otros monarcas griegos el ataque a Troya. (Duración 115')

-Alejandro el Magno (Robert Rossen, 1956) Protagonizada por Richard Burton, Alejandro Magno fue un comandante militar excepcional, capaz de llevar a la batalla a ejércitos enormes y no ser derrotado ni un sola vez. Fue un luchador magnífico que muchos consideraron un dios. Así fue el legendario héroe griego, que nació en el año 356 antes de Cristo, dentro de un turbulento mundo de inestabilidad política, que fue educado por Aristóteles y elegido para dirigir a su pueblo. Este glorioso conquistador del mundo salió victorioso de todos los conflictos consiguiendo unir dos continentes, Europa y Asia, convirtiéndose en uno de los líderes más aclamados y recordados de todos los tiempos. (Duración 135')


-Ben-Hur (William Wyler, 1959) Basada en la novela del mismo título de Lewis Wallace, la acción se desarrolla bajo los reinados de los emperadores Augusto y Tiberio. Judá Ben-Hur (Charlton Heston), hijo de una familia noble de Jerusalén, y Mesala (Stephen Boyd), tribuno romano que dirige los ejércitos de ocupación, son dos antiguos amigos, pero un accidente involuntario los convierte en enemigos irreconciliables: Ben-Hur es acusado de atentar contra la vida del nuevo gobernador romano, y Mesala lo encarcela a él y a su familia. Cuando Ben-Hur es trasladado para cumplir su condena a galeras, un hombre llamado Jesús de Nazaret se apiada de él y le da de beber. La vigencia plena de esta película galardonada con 11 Oscar de Hollywood no se debe sólo a la impresionante carrera final de cuadrigas, con la rivalidad entre el protagonista y su antagonista, todo un espectáculo, sino también a la prodigiosa interpretación de Charlton Heston a lo largo de todo el film. (Duración 211 ')


-Jasón y los Argonautas (Don Chaffey, 1963) La película recrea las aventuras de Jasón y los Argonautas en busca del vellocino de oro que le permitirá a Jasón derrocar al tirano Pelias y recuperar el trono que le corresponde por legítimo derecho. La cinta cuenta con los efectos especiales de Ray Harryhausen, insólitos para su época: esqueletos guerreros, arpías o el gigante de bronce. Se considera un clásico del cine fantástico mitológico, desarrollado con un conseguido tono épico que no da respiro a la aventura. (Duración 104')



-Cleopatra (Joseph L. Mankiewicz, 1963) César, victorioso sobre Pompeyo en la guerra civil, se ve obligado a visitar Egipto para terciar en el conflicto por la falta de entendimiento entre Cleopatra y su hermano, herederos ambos al faraónico trono. Muy pronto César quedará cautivado por la inteligencia y belleza de la joven, haciéndola reina indiscutible de Egipto y tras el nacimiento de su hijo Cesarión, su esposa legítima. Tras el asesinato de César, será Marco Antonio, interpretado por Richard Burton, quien quedará prendado de Cleopatra, a la que da vida Elizabeth Taylor, suicidándose ambos amantes, una muerte que inspirará la trgedia de William Shakespeare. Destaca la interpetación de Rex Harrison, que encarna a Julio César. Una película inmensa. (Duración 200')

-La caída del Imperio Romano (Anthony Mann, 1964) Marco Aurelio, el emperador filósofo, fue el último gobernante de la Edad de Oro romana. Muy a su pesar, tuvo que luchar contra diversos pueblos para defender las fronteras del imperio. En política interior, su sueño era restaurar las instituciones republicanas, razón por la cual nombró sucesor a su protegido Livio, en detrimento de su ambicioso y corrupto hijo Cómodo. Pero éste no aceptó la decisión de su padre y trató, con éxito, de apoderarse del trono. Protagonizada por Sofía Loren y Stephen Boyd. (Duración 149')


-Furia de Titanes (Desmond Davis, 1981) Basada en el mito del héroe Perseo, hijo de Zeus y de Dánae, narra el enfrentamiento del héroe con la Medusa para salvar a la ciudad de Jopa y a la princesa Andrómeda de la muerte. Entre los personajes legendarios que aparecen en la película destaca Pegaso, el caballo alado con quien Perseo recorre el cielo con su escudo y espada, regalo de los dioses. En la laguna Estigia conoce a Caronte, el barquero que conduce las almas de los muertos al inframundo y que lo lleva hasta la isla donde habita la Gorgona. El actor Harry Hamlin encarna a Perseo. Destaca la interpretación de Lawrence Olivier en el papel de Zeus. Hay un remake de esta película de 2010 (Clash of the Titans), que destaca por sus espectaculares efectos especiales, pero esta versión de 1981 es más fiel a la leyenda mitológica. (Duración 118')


-El nombre de la rosa (Jean-Jacques Annaud, 1986) Aunque no es propiamente una película de griegos y romanos, porque está ambientada en la Edad Media, la incluimos en este repertorio porque trata de manera magistral el tema de la transmisión de la cultura clásica en los monasterios medievales. Basada en la novela de Umberto Eco, nos presenta a fray Guillermo de Baskerville (Sean Connery), monje franciscano y antiguo inquisidor, y su inseparable discípulo, el novicio Adso de Melk (Christian Slater), que visitan una abadía benedictina, situada en el norte de Italia, para esclarecer la muerte de un joven miniaturista. Durante su estancia en la abadía, desaparecen misteriosamente otros monjes. Lentamente Guillermo, como si fuera un moderno detective, va esclareciendo los hechos. Al parecer, los asesinatos están relacionados con un antiguo tratado sobre la licitud de la risa: el libro segundo de la Poética de Aristóteles, perdido definitivamente en el incendio de la biblioteca. (Duración 131')

-La Odisea (Andrei Konchalovsky, 1997) Protagonizada por Armand Assante, Christopher Lee, Geraldine Chaplin, Isabella Rossellini e Irene Papas. Ulises, o más propiamente Odiseo, es el rey de Ítaca que debe abandonar a su esposa Penélope y a su hijo recién nacido Telémaco porque la campaña de Troya requiere su presencia. Su ausencia acabaría siendo muy larga: nada más y nada menos que veinte años. La película es una serie de TV basada en la Odisea de Homero con todos los ingredientes de la aventura muy lograda, con unos efectos especiales estupendos y una cadencia narrativa que no se pierde en ningún momento, decorados reseñables y ambientaciones muy sugerentes. Es muy entretenida y no falta de nada a lo largo de tres horas de largometraje. (Duración 173')


-Julio César (Uli Edel, 2002) Protagonizada por Jeremy Sisto, destaca la interpetación de Richard Harris en el papel de Sila. Producida para la televisión, esta miniserie cuenta el ascenso y la caída de Gayo Julio César con bastante detalle, tanto en lo personal como en lo público, desde los comienzos en la política hasta la adhesión definitiva de Egipto al Imperio, pasando por la Guerra de las Galias que fue su catapulta hacia lo más alto. Cuenta también la historia de Sila, el dictador anterior a Cesar, el cual influyó de modo determinante en lo que posteriormente le sucedería. (Duración 174')


-Helena de Troya (John Kent Harrison, 2003) Aunque está casada con Menelao, rey de Esparta, Helena (Sienna Guillory) se enamora locamente de Paris (Matthew Marsden), un apuesto príncipe troyano. Los amantes huyen juntos a Troya, donde el padre de Paris, el rey Príamo, les brinda asilo. Decidido a recuperar a Helena, Agamenón, el despiadado hermano de Menelao, acaudilla las tropas griegas llevándolas hasta la costa de la ciudad fortificada... Producida para la televisión con un presupuesto muy limitado y para no ser una superproducción de alto presupuesto como su hermana Troya de Wolfgang Petersen, y para contar con actores no tan conocidos, se trata sin embargo de una buena película que se mantiene fiel a la epopeya original de La Iliada de Homero. (Duración 240')

-Spartacus (Robert Dornhelm, 2004) Basada en la novela de Howard Fast, y sin perder de vista la cinta ya clásica de Stanley Kubrick, que supera con creces a esta, se filmó esta película para la televisión, protagonizada por Goran Visnjic. Sentenciado a pasar el resto de su vida trabajando en el desierto egipcio, el esclavo tracio Espartaco ve la oportunidad de mejorar de vida tras ser adquirido por el propietario de una escuela de gladiadores romanos. Espartaco acabará dirigiendo una rebelión de esclavos que pondrá en peligro a la misma Roma. (Duración 174')


-El rey Arturo (Antoine Fuqua, 2004) La película se subtitula: "La verdadera historia que inspiró la leyenda". Los historiadores han sostenido durante años que la historia del Rey Arturo era solo un mito, pero la leyenda se basaba en un héroe real, dividido entre sus ambiciones personales y su sentido público del deber. Arthur (Clive Owen) no desea seguir siendo rey sólo desea abandonar Bretaña para regresar a la paz y estabilidad de Roma. Pero antes, una última misión le lleva a él y a sus caballeros de la Tabla Redonda, Lancelot, Galahad, Bors, Tristan, y Gawain: determinar quién ocupará el trono de Gran Bretaña cuando él parta a Roma. Gran Bretaña necesita un rey, pero no sólo buscan a un hombre que les defienda contra las fuerzas invasoras sajonas, sino que también sea capaz de conducir a la isla a una nueva era. Bajo la guía de Merlín, y la valiente y hermosa Ginebra, (Keira Knightley) Arthur tendrá que encontrar la fuerza en sí mismo para cambiar el curso de la historia. Aventura, acción y grandeza histórica se unen para contar una de las leyendas más grandes que existen.

-La leyenda del Minotauro ( Jonathan English, 2006) Protagonizada por Tom Hardy y Rutger Hauer, e inscrita dentro del cine de género de terror, esta recreación “sui géneris” del mito del laberinto presenta la historia de un pequeño pueblo costero en el que habita Theo, alusión a Teseo, que cada cinco años tiene que ofrendar nueve jóvenes al Minotauro; dios al que veneran los despiadados soldados del rey Deucalión, y que habita en los cimientos de un palacio lejano. Theo, valiente y audaz, consigue introducirse en el barco que transporta la nueva remesa de mártires para rescatar a la joven que ama; quedando abandonado a su suerte, junto a sus compañeros, en el laberinto que custodia el Minotauro... (Duración 93')


-Astérix en los Juegos Olímpicos (Forestier-Langmann, 2008) En el pequeño pueblo de los irreductibles galos no sólo se persigue a los romanos y los jabalíes, también se persigue el amor... De hecho, Lunátix, joven guerrero intrépido y romántico, está enamorado de la sublime princesa griega Irina. No retrocediendo ante ninguna locura, Lunátix ha osado desafiar a Bruto, que también compite por el favor de la princesa. De esta forma los dos se enfrentarán en los Juegos Olímpicos por la mano de la bella Irina. Astérix, Obélix y Lunátix, cargados de la famosa poción mágica de Panorámix, irán pasando todas las pruebas para dar una buena lección al César. Destacan la interpretación de Gérard Depardieu en el papel de Obelix y Alain Delon en la de Julio César. Aparece también en un pael secundario Santiago Segura. La película está basada en el cómic de Goscinny y Uderzo. (Duración 118')


-Percy Jackson y el Ladrón del Rayo (Chris Columbus, 2010) Percy Jackson (Logan Lerman) es un adolescente que descubre que es el hijo de Posidón, dios del mar y los terremotos. Se entera de que los seres legendarios de la mitología griega todavía existen, como monstruos, cíclopes, Titanes, y también los dioses del Olimpo. Junto con dos de sus mejores amigos, Percy es enviado a una misión llena de peligros, una búsqueda en un tiempo récord, antes del solsticio de verano, para recuperar el rayo maestro de Zeus después de que alguien se lo robara. Es una versión moderna del mito de Perseo. Destaca Uma Thurman en el papel de Medusa. (Duración 120')

-Centurión (Neil Marshall, 2010) Britannia, año 117 de la era cristiana. Un grupo de legionarios romanos lucha por salvar sus vidas después de que la IX legión a la que pertenecían, la más legendaria por su dureza, haya sido diezmada por un ataque guerrillero de las tropas enemigas de los pictos. Ya sólo quedan unos cuantos supervivientes, liderados por Quinto Dias (Michael Fassbender) y su misión es resistir hasta conseguir llegar a la frontera, antes que las hordas guerreras de la fiera y vengativa Etain (Olga Kurylenko) acabe con todos ellos. Aunque no recomendable para todos los públicos por sus escenas de extremada crudeza (excesivas decapitaciones, "La historia se escribe con sangre", dice el lema de la película), resulta a veces bastante espectacular gracias sobre todo a sus escenarios naturales (Duración 97')


jueves, 2 de diciembre de 2010

Falando português

La lengua portuguesa no sólo se habla en su reducto original de Portugal y en las regiones autónomas de Madeira y Las Azores, sino que se extiende por todo el mundo como consecuencia de los viajes de los descubrimientos y del establecimiento de colonias en lugares como África o América, pasando por la India y China.

La Comunidad de la Lengua Portuguesa engloba también al Brasil y a los llamados PALOP (Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa): Guinea, Cabo Verde, Mozambique, Angola, Santo Tomé y Príncipe, por lo que se estima que en la actualidad puede haber unos 200 millones de hablantes de la lengua de José Saramago en todo el mundo, una lengua que cada día que pasa adquiere un poco más de importancia en todos los ámbitos, desde la diplomacia hasta la economía.

Pero ¿por qué se parece tanto al catellano? No se trata solo de proximidad geográfica. La razón es muy sencilla. El portugués es fruto de la evolución del latín popular hablando en el extremo occidental de la Península Ibérica, en la Lusitania, por los soldados y colonizadores romanos, que fue evolucionando hasta dar origen al llamado romance (o lengua derivada de la de Roma), un romance que se ha visto influenciado posteriormente por otras lenguas de otros pueblos que invadieron la península: suevos, visigodos y, finalmente, árabes.

Al final del siglo XIII recibe el portugués su estatuto de lengua oficial, pero cien años atrás era romance todavía lo que hablaba el pueblo y lo que los trovadores cantaban. Es precisamente en la poesía donde surgen los primeros vestigios del portugués literario, que tiene sus orígenes en el galaico-portugués.

Fue el Rey Don Dinis quien decretó que el "romanço português" fuera la lengua de los procesos y actas judiciales, y quien hizo traducir del castellano códigos y leyes generales. También en los monasterios portugueses comenzaron a aparecer traducciones de libros religiosos del latín al portugués.

El parecido del portugués y el castellano salta a la vista. Para apreciarlo de una manera auditiva hemos elegido una canción cantada en portugués y bastante conocida. No es un fado del país vecino, sino una melodía más alegre venida del otro lado del Atlántico. Tal vez sea una de las más populares, sino la que más. Es de origen brasileño. Pertenece a Toquinho y se titula Aquarela. El vídeo, además, ilustra perfectamente lo que dice el texto de la canción. ¡Que la disfrutéis!



La letra dice así:

Numa folha qualquer eu desenho um sol amarelo
e com cinco ou seis retas é fácil fazer um castelo.
corro o lápis em torno da mão e me dou uma luva(1),
e se faço chover, com dois riscos (2) tenho um guarda-chuva (3).

(1) luva: guante (2) riscos: trazos (3) guarda-chuva: paraguas


Se um pinguinho (4) de tinta cai num pedacinho azul do papel,
num instante imagino uma linda gaivota a voar no céu.
vai voando, contornando a imensa curva norte e sul,
vou com ela, viajando, Havai, Pequim ou Istambul.
Pinto um barco a vela branco, navegando, é tanto céu e mar num beijo (5) azul.

(4) pinguinho: gotita (5) beijo: beso


Entre as nuvens vem surgindo um lindo avião rosa e grená
tudo em volta colorindo, com suas luzes a piscar (6).
Basta imaginar e ele está partindo, sereno, lindo,
e se a gente quiser ele vai pousar.


(6) piscar: parpadear, pestañear

Numa folha qualquer eu desenho um navio de partida
com alguns bons amigos bebendo de bem com a vida.
de uma América a outra consigo passar num segundo,
giro um simples compasso e num círculo eu faço o mundo.


Um menino (7) caminha e caminhando chega no muro
e ali logo em frente, a esperar pela gente, o futuro está.
E o futuro é uma astronave que tentamos pilotar,
não tem tempo nem piedade, nem tem hora de chegar

sem pedir licença muda nossa vida, depois convida a rir ou chorar.

(7) menino: niño


Nessa estrada (8) não nos cabe conhecer ou ver o que virá,
o fim dela ninguém sabe bem ao certo onde vai dar.
Vamos todos numa linda passarela
de uma aquarela que um dia, enfim, descolorirá.
Numa folha qualquer eu desenho um sol amarelo (que descolorirá).
e com cinco ou seis retas é fácil fazer um castelo (que descolorirá).
giro um simples compasso e num círculo eu faço o mundo (que descolorirá).


(8) estrada: calle.


jueves, 18 de noviembre de 2010

Películas de griegos y romanos

El Departamento de Latín (y Griego) inicia un servicio de préstamo de películas en formato DVD a profesores y alumnos interesados. Disponemos por ahora de los siguientes títulos, que esperamos poder ir ampliando. Faltan todavía algunos clásicos y modernos que os ofreceremos en breve.


-“Julio César” (1953) Dirigida por J.L. Mankiewicz y protagonizada por Marlon Brando. La película narra cómo Julio César ha logrado una enorme influencia en la república romana que lo conduce a un poder absoluto. En torno a él, varios senadores, instigados por Casio conspiran para intentar asesinarlo. Entre ellos se encuentran Casca y Bruto (James Mason). Basada en la tragedia de Shakespeare. Todo un clásico en blanco y negro (120')


-“Ulises” (1954) Dirigida por Mario Camerini, es una buena adaptación de “La Odisea” de Homero, que narra los esfuerzos de Ulises, Kirk Douglas, por llegar a su hogar en Ítaca tras los diez años de la guerra de Troya: toda una odisea. Toda la Odisea en esta película. Otro clásico. (Duración 104')

-“Espartaco” (1960) Dirigida por Stanley Kubrick. Espartaco fue un esclavo tracio que fue vendido como gladiador a Léntulo Batiato. Promovió y dirigió la rebelión de los esclavos (73-71 a. C.) contra la República romana y en la propia Italia. A medida que recorrían el país, innumerables esclavos se iban sumando a la rebelión. Bajo su mando intentarán llegar al sur de Italia, donde tenían previsto embarcarse para volver a sus hogares y disfrutar de su libertad. (196')


-“El león de Esparta” (1961) Dirigida por Rudolph Maté. Año 480 a.C. Al mando de Leónidas, apenas trescientos soldados espartanos esperan para hacer frente al impresionante ejército persa en la batalla de las Termópilas. Aunque no ha logrado reclutar a todos los soldados que necesita para defender un puerto de montaña crucial de los ataques del Rey persa Jerjes, Leónidas se prepara impertérrito para la batalla. Esta película tiene el interés de que en ella está basada 300 de Zack Snyder, y de que desde el punto de vista histórico es más fiel a la realidad que la película de Snyder. (109')


-“Golfus de Roma” (1966) Dirigida por Richard Lester y protagonizada por Zero Mostel y Buster Keaton entre otros, nos narra cómo un astuto esclavo, mentiroso, perezoso, ocurrente y tramposo descubre que el hijo de su amo está enamorado de la vecina, una cortesana virgen, y se compromete a ayudarle a conquistarla a cambio de su libertad. Pero por el camino el romance se ve obstaculizado por divertidas aventuras, incluida una alocada carrera de cuadrigas.

-Medea” (1969) Dirigda por Pier Paolo Passolini. Adaptación de la tragedia de Eurípides en la que Pasolini muestra la trágica confrontación entre dos culturas incompatibles: el mundo mágico e irracional de Medea y el mundo racional de Jasón. Protagonizada por María Callas. (Duración 107')


-Las troyanas” (1971) Dirigida por Michael Cacoyannis. Basada en la obra de Eurípides. Hécuba y otras mujeres troyanas se resisten a perder y a entregar su querida ciudad de Troya a manos de los griegos, que les han ganado en el campo de batalla. Que la ciudad caiga supone para ellas el inicio de la esclavitud y de una vida desdichada. Por si fuera poco, un mensajero a nuncia a las troyanas que serán el premio de un sorteo, y que cada una de ellas vivirá con el griego que la haya tocado... Con un reparto de lujo cinematográfico: Katharine Hepburn, Vanessa Redgrave e Irene Papas. (Duración 106')


-”La vida de Brian” (1979) Producida por Monty Python. Brian nace en Judea, en un pesebre, y casi al mismo tiempo que Jesucristo. Tres reyes magos, confundidos por esta vecindad, creen que éste niño es el Mesías prometido, pero muy pronto queda evidente que, en realidad, el recién nacido es sencillamente... Brian. Delirante y divertidísima comedia que relata, a golpe de carcajada, la vida de un desastre de hombre, contemporáneo de Jesucristo, que es confundido por el pueblo con un mesías. (Duración 93')

-“Los cántabros” (1980) Dirigida por Jacinto Molina y protagonizada por el propio director, alias Paul Naschy, es una película de gran interés histórico con aventuras y acción trepidante. Corocota, caudillo cántabro cuyo sólo nombre provoca pavor entre los legionarios romanos, encabeza las tribuas que temerariamente se oponen al ejército más poderoso del mundo, dirigido por el general Agripa. (Duración 107')


-“Hércules” (1997) Película de la Walt Disney Feature Animation. Emocionante odisea llena de magia y fantasía de proporciones olímpicas. Nacido con una fuerza sobrehumana, un joven llamado Hércules debe probar su condición de héroe frente a los ojos de su padre, el gran dios Zeus. Con la ayuda de sus amigos Pegaso, el caballo alado y Fil, su entrenador personal, Hércules luchará contra el perverso y malvado Hades, quien planea una conspiración para conquistar el Monte Olimpo, la morada de los dioses. Hércules deberá elegir entre convertirse en un dios o salvar a su verdadero amor, una bella griega llamada Meg. Sólo aprendiendo que la verdadera fuerza y la belleza no es la física si no la del corazón, proclamarse un verdadero héroe. Con una estupenda banda sonora y una espectacular animación, Hércules se convierte en una aventura llena de fuerza y poderosamente divertida, que nos hará descubrir el héroe que todos llevamos dentro. (Duración 96')


-“Gladiator” (2000) Dirigida por Ridley Scott. Protagonizada por Russel Crow y Joaquin Phoenix. La película ganó cinco premios Óscars, incluyendo el de mejor película y mejor actor. Se considera que esta película resucitó el cine de griegos y romanos que tantos éxitos había cosechado en los años sesenta, el viejo “peplum”. En el año 185 d. C, el Imperio Romano domina el mundo conocido. Tras la victoria sobre los bárbaros, el anciano emperador Marco Aurelio decide transferir el poder a Máximo (Russell Crowe), bravo general de sus ejércitos y fiel militar leal al imperio, pero su hijo Cómodo (Joaquin Phoenix) no lo acepta y tratará de asesinarlo. (Duración 150')

-”Lisístrata” (2002) Dirigida por Francesc Bellmunt. Atenas está enfrascada en una guerra fraticida con los espartanos, la Guerra del Peloponeso, que dura ya más de treinta años. Lisístrata consigue junto a su amiga espartana, Lampito, convencer a las mujeres de Atenas de que luchen para conseguir la paz, hartas de que sus maridos se pasen el día en el campo de batalla. Para ello Lisístrata propone que todas las mujeres se encierren en la Acrópolis e inventa el arma más poderosa de todos los tiempos: la huelga de sexo. La película está basada en el comic de Ralph König, que a su vez se basa en la comedia de Aristófanes. Protagonizada por Maribel Verdú en el papel de Lisístrata. (Duración 89')


-Jasón y los argonautas en busca del Vellocino de Oro” (2004) Dirigida por Nick Willing, protagonizada por Jason London en el papel de Jasón, con la colaboración de Dennis Hopper. La película trata el mito de los argonautas. La tripulación de héroes más valientes se enfrenta a la más fantástica aventura. La película recibió el Premio Remi de Platino en el Festival Internacional de Houston de 2001. (Duración 173')


-“Troya” (2004) Dirigida por Wolfang Petersen. Basada en la Ilíada de Homero, es, en general, una buena versión de la epopeya griega, aunque se ha permitido algunas libertades. Por ejemplo, Patroclo es en la película el primo de Aquiles, cuando en la Ilíada es el compañero inseparable y aun amante del héroe griego “de los pies ligeros”. Protagonizada por Brad Pitt en el papel de Aquiles, Orlando Bloom en el de Paris y Eric Banna en el de Héctor. (Duración 163')

-“La Pasión de Cristo” (2004) Dirigida por Mel Gibson. Relata el sufrimiento y la muerte de Jesucristo según el Nuevo Testamento. La película tiene dos características importantes: la extrema crudeza de algunas de sus imágenes; y que está íntegramente rodada en latín, hebreo y arameo, por lo que está subtitulada. Protagonizada por Jim Caviezel y Monica Belluci entre otros. Es interesante pero no apta para todos los públicos.(126')


-”Alejandro Magno” (2004) Dirigida por Oliver Stone. La película trata sobre la figura histórica de Alejandro Magno (Colin Farrell), macedonio educado por el filósofo Aristóteles que se convirtió en el siglo IV antes de Cristo en un valeroso, seductor y ambicioso conquistador y estratega militar en lucha contra el poderoso ejército persa, llegando a expandir su imperio hasta convertirlo en el más extenso que había conocido el mundo hasta esos momentos. Interpetada por Colin Farrell, Angelina Jolie, Val Kilmer, Jared Leto. (Duración 175')


-“300” (2006) Zack Snyder dirigió esta película. 300 es una adaptación cinematográfica de la novela gráfica del mismo nombre de Frank Miller, que a su vez está basada en la película “El león de Esparta” de Rudy Maté, donde se narra la batalla de las Termópilas. La película imita en sus imágenes las viñetas de la historieta de Miller, con escrupulosa fidelidad, y representa todo un logro artístico que marca un antes y un después. Protagonizada por Gerard Butler en el papel de Leónidas y Rodrigo Santoro en el del rey Jerjes. (Duración 116 ')

-”La última legión” (2007) Dirigida por Doug Lefler. Subtitulada “La verdadera historia de Excalibur”. El día de la coronación del último emperador romano de Occidente Rómulo Augústulo, Ambrosino su mentor y chamán tiene la premonición de que se acerca un peligro. El padre de Rómulo encarga al general Aurelio (Colin Firth) la protección del futuro emperador, su último recurso será pedir ayuda a la última legión leal al emperador. (Duración 110')


-"Ágora" (2009) Dirigida por Alejandro Amenábar. Siglo IV de nuestra era. Egipto bajo el Imperio Romano. Las violentas revueltas religiosas en las calles de Alejandría alcanzan a su legendaria Biblioteca. Atrapada tras sus muros, la brillante astrónoma Hipatia lucha por salvar la sabiduría del mundo antiguo con la ayuda de sus discípulos. Entre ellos, los dos hombres que se disputan su corazón: Orestes y el joven esclavo Davo, que se debate entre el amor que le profesa en secreto y la libertad que podría alcanzar uniéndose al imparable ascenso de los cristianos. Protagonizada por Rachel Weisz en el papel de Hipatia de Alejandría. (Duración 127')


-“Furia de titanes” (2010) Dirigida por Louis Leterrier. Trata del mito de Perseo y la Medusa. El héroe, una vez vencida la Medusa, libera a Andrómeda. A diferencia de la película de 1981, esta posee mejores efectos especiales y llegó a exhibirse en 3 D en las salas comerciales. Presenta en el argumento algunas diferencias: Pegaso es aquí un caballo megro, en vez de blanco, e introduce el personaje femenino de Ío como compañera del héroe, que en esta versión no acaba casándose con Andrómeda. Protagonizada por Sam Worthington en el papel de Perseo. (118')


miércoles, 3 de noviembre de 2010

Una de romanos... y cántabros




Hay una película de Jacinto Molina, alias Paul Naschy, de 1980 titulada "Los cántabros", muy difícil de conseguir y que no ha sido editada todavía que yo sepa en DVD. Es una película, injustamente olvidada, que pasó en su día sin pena ni gloria y que no llegó a estrenarse fuera de España, pero que resulta muy interesante para comprender la historia antigua de Cantabria, ahora que se habla tanto de recuperar la memoria histórica, y la glorificación de los cántabros y mitificación de su legendario caudillo Corocota. Es además un caso insólito y único dentro del cine español y del género "peplum", porque se hizo con muy escaso presupuesto y en una época en que no existía el clonaje numérico a través del ordenador para multiplicar a los figurantes, por lo que las tropas romanas parecen más exiguos destacamentos desbandados que regimientos militares, y los decorados son bastante pobres, aunque destacan los exteriores filmados en bellos parajes naturales de nuestra región.

El director Jacinto Molina (1934-2009) interpreta en ella al general romano Marco Agripa. Jacinto Molina empezó como extra en "peplums" o supreproducciones de romanos rodadas en España en los años 60 como "El rey de los reyes" de Nicholas Ray. Se dio a conocer paulatinamente como actor, interpretando un centenar de papeles a lo largo de su dilatada carrera cinematográfica durante cincuenta años. Obtuvo cierta fama bajo el pseudónimo de Paul Naschy, interpretando a Waldemar Daninsky, un licántropo en una docena de películas con títulos como "Las noches del hombre lobo" (1968), "La marca del hombre lobo" (1968) o "El retorno del hombre lobo (1980).

El papel de Corocota lo desempeña el musculoso Dan Barry. Y los acompañan, entre otros, Blanca Estrada, como la mujer del caudillo cántabro, Andrés Resino, que da vida al emperador Augusto, y Alfredo Mayo, que encarna a Lábaro, el druida cántabro de largas melenas y barbas blancas...



Las luchas entre las tropas de ambos caudillos no dan los resultados esperados, pese a la superioridad numérica y militar romana, dado que los cántabros practicaban la guerra de guerrilla y no ofrecían nunca batalla a campo descubierto. Entonces Agripa y Corocota deciden enfrentarse en un duelo singular en una playa de la costa cántabra, derrotando el hacha de doble hoja del cántabro a la espada romana de Agripa. Sin embargo Corocota no mata al romano. Ni siquiera llegaron a enfrentarse nunca, que se sepa. Y Agripa retira sus legiones de la zona, lo que es una licencia novelesca y un disparate histórico colosal, pero que ha contribuido a la glorificación de la resistencia cántabra, hasta tal punto que mucha gente no instruida cree que los cántabros expulsaron a los romanos de Cantabria.


El final de la película da a entender, tácitamente, que los cántabros consiguieron vencer a los romanos, lo que históricamente es falso, pero hay una mitología "popular" que cree que las cosas fueron así, como hemos dicho, olvidando que la lengua que hablamos es la que nos enseñaron los vencedores, y que la romanización de Cantabria fue muchísimo más intensa, si bien tardía, de lo que creían algunos historiadores románticos del siglo XIX.


El pasado glorioso de los cántabros resurge, si se puede decir así, desde hace pocos años. Se ha erigido algún monumento al guerrero cántabro, como el que se alza en el Sardinero, junto al Chiqui, y cada año desde el 2001 se celebra en Los Corrales de Buelna en la última semana de agosto y primera de septiembre la fiesta de las guerras cántabras, a imitación de las de moros y cristianos del levante español, una fiesta que ha sido declarada de interés turístico nacional, y que se inicia con el desembarco de las legiones de Augusto en el Puerto de la Victoria de Santander y el desfile por el Paseo de Pereda.

domingo, 29 de agosto de 2010

Un epigrama de Marcial



Con este epigrama o composición poética satírica y punzante, breve, compuesta por cinco endecasílabos, ridiculizó el poeta Marcial a la presumida Fabula, que no era tan bella como parecía y quería demostrar. Hasta este curso se traducía en Latín II, incluido como estaba dentro del programa.


Omnes aut uetulas habes amicas,
aut turpes uetulisque foediores;
has ducis comites trahisque tecum
per conuiuia, porticus, theatra.
Sic formosa, Fabulla, sic puella es.

El poeta español Manuel Salinas hizo una versión de él, traduciéndolo en verso bajo la forma de una décima. Convirtió los cinco versos de Marcial en los diez de la décima, y los endecasílabos en octosílabos, dotándolos de rima consonante: abbaaccddc

Todas tus amigas son
las más viejas y más feas,
con ellas vas y paseas,
ya se sabe tu intención.
Éstas en toda ocasión
contigo gustas traer,
para con eso poder,
Fabula, siempre engañosa,
entre feas ser hermosa
y entre viejas niña ser.

El dibujante Mingote publica en el periódico ABC con fecha 29 de agosto de 2010 esta viñeta, dentro de su serie "Los epigramas de agosto", donde copia el epigrama de Marcial en traducción de don Manuel Salinas, ilustrando su contenido con uno de sus característicos dibujos.


miércoles, 25 de agosto de 2010

Pompeya viva






Este es el anuncio publicitario, bastante simpático, que el gobierno italiano ha elaborado para promoción de Pompeya entre la juventud: Pompeya viva. El vídeo, que sólo dura poco más de un minuto, comienza con imágenes de los muchos turistas que patean las ruinas de la ciudad romana. Al fondo se ve la silueta imponente del Vesubio, el volcán cuya erupción destruyó y conservó, paradójicamente, la ciudad para nuestro disfrute arqueológico. Un adolescente entra solo en la Villa de los Misterios, saca su móvil y comienza a fotografiar los frescos de las paredes... Y no os cuento más.





Podéis visitar este vínculo, donde encontraréis más información sobre Pompeya en italiano y en inglés: http://www.pompeiviva.it. Si no está operativo y esperáis un poco, os redireccionará a http://www.pompeiisites.org, que es la página oficial del Ministero per i beni e le attività culturali dedicada a la ciudad sepultada por el Vesubio.

Nos sorprenden todavía los restos humanos encontrados, imágenes vivas del horror ante la tragedia.


A algunos la muerte les sorprendió durmiendo plácidamente el 24 de agosto del año 79 después de Cristo.

viernes, 2 de julio de 2010

Un poco de humor

He encontrado esta viñeta de Rich Tennant, incluída en el libro Latin for dummies (Latín para torpes).
Sherlock Holmes aprende las declinaciones latinas

- Hum, ¡elemental! ¡Ah, sí! Humm, ¡ajá!¡Elemental!¡Elemental! Ahora, vamos a ver... Ahhh, ¡ajá!¡Sencillamente elemental!
- Dame un respiro

martes, 29 de junio de 2010

El latín de Harry Potter

Pues sí: incluso en los libros de Harry Potter (reconozco que los tengo todos) encontramos la lengua latina. No hay que olvidar que J.K. Rowling recrea un mundo mágico y la lengua mágica por excelencia (especialmente para los anglófonos) es el latín.
Por ello encontramos maldiciones en un latín sorprendentemente correcto. Por ejemplo:

- cruciatus es una de las maldiciones imperdonables; al pronunciar la palabra crucio se provoca a la víctima un dolor insoportable. Efectivamente, existe un verbo latino crucio, que significa torturar, del que cruciatus es el participio de perfecto.

- otra de las maldiciones imperdonables es imperius, que se formula con la palabra imperio y que obliga a una persona a actuar a las órdenes del mago. En correcto latín, conocemos la palabra imperium y el verbo impero.

Otros hechizos citados en los libros de Harry Potter con un claro origen latino son:
- densaugeo, que hace crecer los dientes (de dens, -ntis y augeo)
- accio, que en latín significa hacer venir
- legeremens, un hechizo que permite leer la mente (de legere y mens, -ntis)
- oppugno, para atacar al enemigo con objetos
- expecto patronum, en el que incluso está perfectamente declinada la palabra patronus

Y más hechizos, en un latín más o menos correcto, y otros que simplemente "suenan" a latín, como expeliarmus, petrificus totalus, lumos, impedimenta...

Muchos de los personajes de la saga tienen nombres en latín. Por poner sólo unos ejemplos:
- Albus Dumbledore, un experto en magia blanca, cuyo nombre significa "blanco".
- Severus Snape, destaca por su carácter serio.
- Draco Malfoy, el archienemigo de Harry Potter, cuyo nombre significa "dragón".
- Minerva McGonagall, una profesora muy inteligente y muchas veces protectora de Harry y sus amigos, lleva el nombre de la diosa Minerva, patrona de las artes y la sabiduría y protectora de Roma.
- El profesor Lupin, cuyo nombre y apellido hacen referencia a su condición de hombre lobo: Remus, Remo, que fue amamantado por una loba con su gemelo Rómulo, y Lupin, de lupus, lobo.
- Sybill Trelawney es la profesora de adivinación de Hogwarts. Su nombre es la versión inglesa de Sybilla, la profetisa romana que habita en la cueva de Cumas.

Recientemente se ha iniciado la traducción al latín y al griego de los libros de la saga. Si hacéis click en la imagen, podréis leer el comienzo de Harrius Potter et Philosophi Lapis...

viernes, 25 de junio de 2010

Los cántabros

Las Guerras Cántabras

Os dejo aquí la presentación que vimos en clase acerca de las Guerras Cántabras.
Si os quedasteis con ganas de saber más, os recomiendo el libro de J. GONZÁLEZ ECHEGARAY Los cántabros. También, como lectura para el verano, la novela Las guardianas del tabú de J. Lorenzo.

jueves, 3 de junio de 2010

El mito de Edipo

Uno de los mitos griegos más conocidos es el de Edipo, inmortalizado por Sófocles en Edipo Rey. Cuenta la historia de Edipo, un recién nacido que fue abandonado en el bosque y acabó siendo acogido por los reyes de Corinto, que no podían tener hijos propios. Cuando el niño se hizo un hombre, sospechando que aquéllos no eran sus verdaderos padres, acudió al oráculo de Delfos que, no sólo no le aclaró su origen, sino que anunció que mataría a su padre y se casaría con su madre. Horrorizado, Edipo decidió no volver a Corinto para evitar cometer parricidio e incesto.
Emprende un viaje durante el cual tiene un incidente con un anciano que se niega a cederle el paso y Edipo lo mata en una pelea. Cuando más tarde llega a Tebas, encuentra que la ciudad se encuentra aterrorizada por una esfinge que asola los campos y mata a todo aquel al que plantea un enigma y no lo puede resolver. Edipo resuelve el enigma y libra a los habitantes de Tebas de esta maldición, y como recompensa, se casa con la reina viuda Yocasta y se convierte en rey.
Viven felices durante unos años, en los que su esposa le da cuatro hijos. Sin embargo, sobre la ciudad de Tebas se abate una terrible plaga y deciden consultar al oráculo de Delfos: la plaga se debe a que ha sigue impune el asesino de Layo, primer esposo de Yocasta y anterior rey de Tebas. Edipo decide llevar a cabo una investigación, que le hará descubrir que el anciano que mató cerca de Delfos no era otro que Layo, y que Layo y Yocasta son sus verdaderos padres, quienes lo entregaron a un pastor para que lo abandonara en el bosque cuando se les profetizó que aquel niño mataría a su padre. Por tanto, Edipo, al intentar escapar de su destino, precipitó su cumplimiento. Horrorizado se atraviesa los ojos con los prendedores de su madre, quien a su vez, se ahorca.
Este mito ha sido reinterpretado una y otra vez. Freud acuña el término "complejo de Edipo" para referirse a una relación demasiado estrecha entre madre e hijo. Su historia ha sido llevada al teatro de la mano de muchos autores, se han escrito películas e incluso óperas. Y en Youtube he encontrado estas dos joyas que nos muestran el mito... de otra manera.





Por cierto, ¿alguien sabe cuál era el enigma de la esfinge?

sábado, 29 de mayo de 2010

¿Para qué sirve el griego? (y II)






Decíamos ayer que era indiscutible la utilidad del aprendizaje del griego para aumentar nuestro caudal de vocabulario, lo que ya de por sí nos parece razón suficiente para su estudio. Ahora vamos a centrarnos en la importancia de la lengua homérica en relación con las humanidades, la formación de la personalidad o "amueblamiento de la cabeza", las llamadas ciencias sociales, y con el conocimiento del funcionamiento de la propia lengua y del pensamiento lógico.

La lengua griega es lo suficientemente extraña, lejana y ajena, y a la vez y paradójicamente familiar y cercana como para justificar su inclusión en cualquier plan de estudios. El estudio de la gramática y de la sintaxis griega nos permite profundizar en el funcionamiento de la maquinaria del lenguaje que todos usamos diariamente sin ser conscientes de ella cuando hablamos nuestra lengua. El estudio de cualquier lengua es enriquecedor, porque cada idioma es mucho más que un idioma, es una cosmovisión de la realidad. Cuantas más lenguas conozcamos, más rica será la visión que tengamos de la realidad y de su relatividad.

Hay quien, reconociendo este argumento, defiende sin embargo el estudio de las lenguas modernas frente a las antiguas por su utilidad inmediata y práctica. No tenemos nada que objetar, sólo añadir que el estudio del griego facilitará el aprendizaje de muchas lenguas modernas, sobre todo de las flexivas, es decir, de las que tienen esa "cosa tan rara" que tienen el latín y el griego que son las declinaciones, lenguas como el alemán, o el ruso o el propio griego moderno. A lo mejor hay quien se sorprende de esto, pero resulta que el español oficial contemporáneo también tiene alguna que otra declinación, aunque parezca mentira, y no nos supone ningún problema; es el caso de los pronombres personales: yo, me, mí, conmigo; tu, te, ti, contigo; se, sí, consigo. También se sorprendía aquel personaje de Molière, que no sabía qué era la prosa y resultaba que llevaba toda su vida hablando en ella.

Y además, el estudio del griego no impide que aprendamos otras lenguas, sino por el contrario, facilita su aprendizaje. De hecho los estudiantes de griego no van a dejar de estudiar inglés o francés en nuestros institutos por aprender un poco de griego durante un par de años.


Pero no olvidemos que el griego no es una lengua muerta, como pretenden algunos, que se apresuran a enterrarla en el tanatorio de las tablillas micénicas, sino que se sigue hablando en nuestros días en la Unión Europea. Una lengua minoritaria, pero que también existe: una lengua viva que se sigue hablando en Grecia y en Chipre, que conserva su alfabeto, del que procede nuestro abecedario latino, por cierto, y que conserva la mayoría de los vocablos que estudiamos en griego clásico, pues, aunque evolucionada y con algunas influencias turcas, no deja de ser la misma lengua de Homero.

Así por ejemplo cuando nuestros estudiantes de griego aprenden a decir “calimera”, están diciendo “buenos días” con la palabra que emplean los griegos en la actualidad todos los días para saludarse, y a la vez estamos recordando un adjetivo “cali” que tenemos nosotros en “caligrafía”, que significa “bello, bonito”, y un sustantivo “mera” que quiere decir “día”, y que conservamos nosotros en el adjetivo “efímero”, con el que solemos calificar a veces la duración de la vida humana, que quiere decir que dura, literalmente, un solo día.

Un filólogo o amante del lenguaje no puede ignorar la lengua griega, cuya presencia es abrumadora en las lenguas europeas actuales. Las mismas palabras castellanas que citábamos el otro día a propósito de las ciencias y de la tecnología se conservan en inglés: biology, anthropology, democracy, pero también en francés biologie, anthropologie, démocratie, o en alemán, por poner sólo algunos ejemplos.

Pero un filósofo o amante de la sabiduría y de la verdad, amor este bastante platónico, por cierto, no debería ignorar tampoco la lengua de Platón y Aristóteles, de los que no deberían hablar si no son capaces de leerlos en su versión original, en griego clásico. Bien es verdad que disponemos de traducciones, de muchas traducciones y algunas muy buenas, pero, como dice el adagio italiano: traduttore, tradittore: no hay traducción que no sea una traición. Las obras literarias y filosóficas importantes hay que leerlas en su versión original. De lo contrario, corremos el riesgo de no enterarnos de lo que quieren decir, de que se manipule su mensaje, por lo que acabaremos malinterpretándolas. Los estudiantes de griego se acercan, a través de los textos de Platón, a la figura crucial de Sócrates, que divide a los filósofos en un “antes” y un “después”, y aprenden a conocer al filósofo que fue declarado por el oráculo de Delfos el hombre más sabio del mundo, y que descubrió que si merecía ese título era porque sólo sabía que no sabía nada, es decir, porque reconocía su ignorancia.



Pero los estudiantes de griego se acercan también a los grandes mitos clásicos a través de la lectura en español de fragmentos de La Odisea y la Ilíada de Homero, que también traducen a veces saboreándolos en su versión original, y se acercan a las figuras míticas de Ulises u Odiseo, y también a Aquiles y la guerra de Troya. Y no podemos olvidar tampoco la gran invención griega que es el teatro, palabra también griega que ha pasado a las lenguas modernas, y que significa “espectáculo”, con sus subgéneros de la tragedia, la comedia y el drama satírico. Y es que los estudiantes de griego se acercan también a los grandes mitos trágicos clásicos: Edipo, Antígona, Medea o al propio Prometeo, como hemos visto esta primavera en el Palacio de Festivales de Santander. Este conocimiento de la mitología nos llega, además de las palabras, también a través del rico legado de las imágenes que los griegos plasmaron en su escultura o en su cerámica y demás artes figurativas, y se enriquece con todas las aportaciones artísticas del renacimiento y la modernidad.

Y no hay que despreciar tampoco la literatura moderna escrita en griego, las obras de poetas modernos como Costantino Cavafis, el premio Nobel Odiseas Elitis, el también premio Nobel Yorgos Seferis o el novelista Nicos Cachanchaquis, cuyas obras han sido llevadas varias veces a la gran pantalla con notable éxito (La última tentación de Cristo, o Zorba el griego), por citar solo algunos nombres de una riquísima y larga tradición.

En el terreno de la política, los griegos fueron los primeros que juntaron una palabra como “demo” que significa “pueblo” y otra como “cracia” que quiere decir gobierno que se le impone al pueblo, para significar que el pueblo soberano no admitía que se ejerciera ningún gobierno sobre él. Las democracias representativas modernas no son sino una caricatura un tanto degenerada de la democracia directa griega, que, aunque excluía a las mujeres y a los esclavos, no toleraba la delegación de la soberanía en representantes de una voluntad popular que no quería ser regida por demagogos.

No hace falta decir que historia y geografía son palabras griegas. Igual que psicología, pisquiatría y psicoanálisis. No hace falta decirlo para reconocer que a los griegos no sólo les debemos la existencia de esas palabras, sino todo lo que hay detrás, que no es poco, sino mucho.



Como prueba de que el griego no sólo sigue bien vivo, sino que además goza de muy buena salud, aquí está la voz inconfundible de Elefthería Arvanitaki cantando "Dinatá, Dinatá" en el verano de 1995: "Posible, posible".






domingo, 23 de mayo de 2010

¿Para qué sirve el griego? (I)



Ahora que algunas familias y alumnos que están a punto de acabar 4º de ESO se plantean qué van a estudiar el próximo curso, si van a seguir en el Instituto y si se matriculan en 1º de Bachillerato, no está de más que tratemos aquí, por si sirve de algo, de la utilidad de la asignatura de Griego, que pueden cursar todos los estudiantes que opten por el Bachillerato de Ciencias Sociales y Humanidades.

Lo primero que hay que decir es que todos los europeos hablamos griego sin ser conscientes de ello. Nosotros, los españoles, también, no somos una excepción. El estudio del griego servirá, lo primero de todo, para que descubramos la infinita cantidad de helenismos que utilizamos cada dos por tres en nuestra propia lengua, y en la inglesa, francesa o alemana, sobre todo cuando recurrimos a los registros más cultos -científicos, ideológicos, tecnológicos- de estas.

El griego es el idioma de las ciencias y de la tecnología. En griego están escritos los manuales de medicina (oncología, pediatría, psiquiatría, hepatitis y un larguísimo etcétera son palabras griegas). La biología, la zoología y la geología tienen nombre griego (bio- significa “vida” , zoo- es “animal” y geo- es “tierra”). También son palabras griegas las matemáticas (hipotenusa, isósceles, aritmética), y la física y la química (kilómetro, hectómetro, y átomo) y la tecnología, sin olvidar disciplinas más modernas como la economía o la ecología. El estudio del griego, sirve, en primera instancia, para descubrir, como decía un veterano helenista español, Rodríguez Adrados, que hablamos “criptogriego”, es decir, un griego que, a poco que nos descuidemos, nos pasa desapercibido.

Tomemos como ejemplo una palabra como micro-economía. Puede que haya gente que la utilice y la emplee bien sin haber estudiado nunca griego, pero cualquier estudiante de la lengua de Homero sabe que detrás de ella hay tres palabras comunes y corrientes: el adjetivo “micro” que significa pequeño (saber esto le servirá para explicarse otros términos que contengan este adjetivo como microbio, microscopio o micrófono), el sustantivo “eco” que quiere decir “casa” (conocimiento que nos será útil para entender quiénes eran los metecos o qué es la moderna ecología), y otro sustantivo que es “nomía” que significa “administración” (lo que nos valdrá para que entendamos también qué es la autonomía, entrando ya en el dominio de la política, que es el arte de (mal)gobernar la polis o el estado, porque los políticos y no sólo los economistas -si es que no son ya lo mismo los unos que los otros- nos hablan en griego para que no entendamos lo que dicen. El estudio del griego clásico nos sirve para comprender mejor el inmenso caudal de vocabulario científico y tecnológico que alberga nuestra lengua.

Hace poco me encontré con una antigua compañera mía de Bachillerato, a la que no veía desde hacía treinta años, lo que se dice muy pronto, y, hablando de lo que había sido de nuestras vidas, me confesó que después de hacer el antiguo bachillerato de letras -su equivalente sería hoy día el Bachillerato de Humanidades- había estudiado Enfermería, y que era enfermera titulada y que llevaba trabajando como tal toda su vida. Me reconoció espontáneamente que el griego había sido la asignatura, parecía mentira, que le había resultado más útil para sus estudios posteriores de Enfermería. Y no es extraño por lo que decíamos más arriba: los médicos nos hablan en griego. Haber estudiado algo de griego sirve para entendernos un poco mejor.

Negar esta evidencia de la utilidad inmediata y pragmática del estudio del griego sólo puede hacerse desde una ignorancia bastante cerril y obtusa, rayana en lo ridículo, que sería bastante impropia de una persona medianamente culta y que hubiera pasado por la universidad (aunque puede haber quienes han pasado por la universidad e incluso se hayan sacado un título sin que la universidad haya pasado por ellos).

Como es probable que haya personas que, desde la ingorancia, se atrevan a rebuznar que "¿para qué vas a estudiar eso, si no sirve para nada?", a lo mejor conviene recordarles aquí la figura de Marco Porcio Catón, conocido como Catón el Viejo, un romano conservador de viejo cuño, que estuvo durante toda su vida negándose a la perniciosa, según él, influencia de la cultura griega en la vida romana, y que acabó a la edad de ochenta años aprendiendo griego, empezando por el alfabeto, desde la alfa y la beta, que son las dos primeras letras, cuyo conocimiento define y delimita a los alfabetizados frente a los analfabetos, hasta la omega, que es la última. Y es que nunca es tarde para aprender.


domingo, 9 de mayo de 2010

Red nacional de carreteras


Muchos son los países de Europa en los que el paso de la civilización romana ha dejado una huella imborrable. En el caso de España el sello de los que dominaron estas tierras hace dos mil años, es más que patente y su influencia alcanza aspectos tan diversos de nuestra sociedad como la lengua que hablamos, el arte, las tradiciones o la gastronomía. Ahí tenemos impresionantes construcciones como el acueducto de Segovia o la Muralla de Lugo; edificios como el teatro romano de Mérida o joyas artísticas como los bustos y mosaicos encontrados en Itálica o en la Villa de La Olmeda de Saldaña (Palencia), ejemplos ilustres del paso latino por Hispania.

Hoy nos gustaría detenernos en una de las principales aportaciones del imperio para el avance de la sociedad: nos referimos a las calzadas romanas. La red viaría construída en aquella época permitió comunicar los principales nucleos de población (todos los caminos llevaban a Roma). Hablamos de más de cien mil kilómetros de calzadas formadas por resistentes losas que se extendían por toda Europa, con una anchura de entre cuatro y seis metros y una profundidad de firme entre medio y un metro. Normalmente la superficie de estas calzadas era ligeramente más alta en el centro que en los márgenes, con el objetivo de drenar el agua y poder ser utilizada durante todo el año.

Aunque la razón inicial que impulsó la costrucción de estas arterias era militar, con el paso del tiempo el comercio, la cultura y la religión, también se beneficiaron de estas infraestructuras que dinamizaron la economía ya que el flujo de mercancías se realizaba de una forma mucho más rápida, llegando fácilmente a ciudades y pueblos del interior del continente y no solo a las zonas costeras como era costumbre de comerciantes griegos y fenicios.

En nuestro país, las principales "autopistas" eran cuatro:

Vía Hercúlea/Vía Augusta, que unía Ampurias con Cádiz a través de toda la costa mediterránea, pasando por poblaciones tan destacadas como Barcelona, Tarragona, Sagunto, Cástulo o Córdoba.

Vía del Norte: también partía de la actual Cataluña (Tarraco) dirección oeste, hasta llegar a Astorga y pasando por ciudades como Zaragoza, Numancia o León.

Vía de la Plata (que los romanos no llamaron así, sino Via Lata, o sea, ancha, de donde viene "latitud"): unía Itálica (muy cerca de la actual Sevilla) con Astorga, dejando a su paso poblaciones como Mérida, Alcántara o Salamanca.

Vía del Atlántico: Unía Itálica con Lugo a través de toda la costa atlántica.

La mayoría de estas vías pasarían con el tiempo a convertirse en caminos reales primero y más adelante, con la llegada del automóvil en las carreteras nacionales y autopistas más importantes por las que podemos viajar en la actualidad.

En nuestra comunidad de Cantabria -aunque no figura en el mapa de las calzadas más importantes de arriba- también hubo una red considerable de vías romanas. Algunos restos son todavía bien visibles y practicables para un buen paseo, como demuestran estas imágenes de la Cambera de los Moros en San Vicente del Monte.