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jueves, 21 de abril de 2011

El Cíclope y Posidón

(Odiseo/Ulises clavándole la estaca en su único ojo al cíclope Polifemo después de haberlo emborrachado. Detalle de un ánfora ateniense del año 650 a. de C. aproximadamente).

El otro día sacábamos el texto latino que se propuso para análisis y traducción en el X Certamen de Traducción de Latín y Griego que se celebró en Santander, así que hoy toca el texto griego al que tuvieron que enfrentarse también Alba, Amparo y Ángela durante una hora y media. Era un fragmento de Luciano, de su obra "Diálogos marinos", una conversación entre Posidón, el dios del mar, y su hijo el cíclope Polifemo, que había sido dejado ciego y burlado por Odiseo/Ulises. Cuando el cíclope, ya ciego, le preguntó su nombre, el héroe homérico le respondió que se llamaba Nadie.


La traducción de Luciano viene a ser algo así:

Posidón: - Y ¿quién era el que se atrevió a eso, Polifemo?


Cíclope: -Al principio se llamaba a sí mismo Nadie; pero cuando huyó y estaba fuera de mi alcance, dijo llamarse Odiseo.

Posidón: -Sé al que te refieres, al de Ítaca; y volvía navegando de Ilión. Pero ¿cómo hizo eso, no siendo en verdad muy valiente?

Cíclope: - Encontré en mi cueva a unos cuantos hombres después de volver del pastoreo (...) Entonces él, ya fuera Nadie, ya Odiseo, me ofrece una droga, dulce y de buen olor.

(Posidón o Poseidón, dios de los mares, al que se le representa con un tridente que era el instrumento de los pescadores griegos de atunes. Es el padre de Polifemo, que, encolerizado con Odiseo/Ulises por haber dejado ciego a su hijo, hará que la vuelta del héroe a su patria sea una auténtica odisea que durará diez años).

Aparte de la traducción y del análisis sintáctico del texto griego y del comentario morfológico que tuvieron que hacer los participantes en el certamen, debían citar tres helenismos derivados de las palabras griegas "autón" (por ejemplo: autonomía, autodidacta, autógrafo), y de "polloús", que significa "mucho" (como, verbigracia: poligamia, politeísmo, polinomio).

Tenían que explicar, además, desde el punto de vista etimológico los términos: topónimo, protagonista y eutanasia.

-topónimo: procede de "topos" que quiere decir lugar y "ónoma", modificado como -ónimo, que quiere decir "nombre", por lo que un topónimo es el nombre propio que se le da a un lugar. Otros derivados de "topos" son: tópico, topógrafo, utopía... y de "ónoma" son: onomástica, onomatopeya, sinónimo, antónimo, pseudónimo y un largo etcétera.

-protagonista: viene de "protos" que significa primero y "agonistes" que quiere decir "luchador, guerrero", por lo que el protagonista es el personaje principal. Otros derivados de "protos" son: prototipo, protón, proteína, protocolo... y de "agonistes" tenemos antagonista y también agonía y agonizar.

-eutanasia: deriva de "eu" que vale por "bien, bueno" y "thánatos" que es el nombre, masculino por cierto, de la muerte en griego, por lo que su significado sería "la buena muerte o muerte sin dolor". Otros derivados de "eu" son: eufonía, eufemismo, evangelio... y de "thánatos" tenemos, por ejemplo, "tanatorio".


miércoles, 25 de agosto de 2010

Pompeya viva






Este es el anuncio publicitario, bastante simpático, que el gobierno italiano ha elaborado para promoción de Pompeya entre la juventud: Pompeya viva. El vídeo, que sólo dura poco más de un minuto, comienza con imágenes de los muchos turistas que patean las ruinas de la ciudad romana. Al fondo se ve la silueta imponente del Vesubio, el volcán cuya erupción destruyó y conservó, paradójicamente, la ciudad para nuestro disfrute arqueológico. Un adolescente entra solo en la Villa de los Misterios, saca su móvil y comienza a fotografiar los frescos de las paredes... Y no os cuento más.





Podéis visitar este vínculo, donde encontraréis más información sobre Pompeya en italiano y en inglés: http://www.pompeiviva.it. Si no está operativo y esperáis un poco, os redireccionará a http://www.pompeiisites.org, que es la página oficial del Ministero per i beni e le attività culturali dedicada a la ciudad sepultada por el Vesubio.

Nos sorprenden todavía los restos humanos encontrados, imágenes vivas del horror ante la tragedia.


A algunos la muerte les sorprendió durmiendo plácidamente el 24 de agosto del año 79 después de Cristo.

jueves, 3 de junio de 2010

El mito de Edipo

Uno de los mitos griegos más conocidos es el de Edipo, inmortalizado por Sófocles en Edipo Rey. Cuenta la historia de Edipo, un recién nacido que fue abandonado en el bosque y acabó siendo acogido por los reyes de Corinto, que no podían tener hijos propios. Cuando el niño se hizo un hombre, sospechando que aquéllos no eran sus verdaderos padres, acudió al oráculo de Delfos que, no sólo no le aclaró su origen, sino que anunció que mataría a su padre y se casaría con su madre. Horrorizado, Edipo decidió no volver a Corinto para evitar cometer parricidio e incesto.
Emprende un viaje durante el cual tiene un incidente con un anciano que se niega a cederle el paso y Edipo lo mata en una pelea. Cuando más tarde llega a Tebas, encuentra que la ciudad se encuentra aterrorizada por una esfinge que asola los campos y mata a todo aquel al que plantea un enigma y no lo puede resolver. Edipo resuelve el enigma y libra a los habitantes de Tebas de esta maldición, y como recompensa, se casa con la reina viuda Yocasta y se convierte en rey.
Viven felices durante unos años, en los que su esposa le da cuatro hijos. Sin embargo, sobre la ciudad de Tebas se abate una terrible plaga y deciden consultar al oráculo de Delfos: la plaga se debe a que ha sigue impune el asesino de Layo, primer esposo de Yocasta y anterior rey de Tebas. Edipo decide llevar a cabo una investigación, que le hará descubrir que el anciano que mató cerca de Delfos no era otro que Layo, y que Layo y Yocasta son sus verdaderos padres, quienes lo entregaron a un pastor para que lo abandonara en el bosque cuando se les profetizó que aquel niño mataría a su padre. Por tanto, Edipo, al intentar escapar de su destino, precipitó su cumplimiento. Horrorizado se atraviesa los ojos con los prendedores de su madre, quien a su vez, se ahorca.
Este mito ha sido reinterpretado una y otra vez. Freud acuña el término "complejo de Edipo" para referirse a una relación demasiado estrecha entre madre e hijo. Su historia ha sido llevada al teatro de la mano de muchos autores, se han escrito películas e incluso óperas. Y en Youtube he encontrado estas dos joyas que nos muestran el mito... de otra manera.





Por cierto, ¿alguien sabe cuál era el enigma de la esfinge?

sábado, 29 de mayo de 2010

¿Para qué sirve el griego? (y II)






Decíamos ayer que era indiscutible la utilidad del aprendizaje del griego para aumentar nuestro caudal de vocabulario, lo que ya de por sí nos parece razón suficiente para su estudio. Ahora vamos a centrarnos en la importancia de la lengua homérica en relación con las humanidades, la formación de la personalidad o "amueblamiento de la cabeza", las llamadas ciencias sociales, y con el conocimiento del funcionamiento de la propia lengua y del pensamiento lógico.

La lengua griega es lo suficientemente extraña, lejana y ajena, y a la vez y paradójicamente familiar y cercana como para justificar su inclusión en cualquier plan de estudios. El estudio de la gramática y de la sintaxis griega nos permite profundizar en el funcionamiento de la maquinaria del lenguaje que todos usamos diariamente sin ser conscientes de ella cuando hablamos nuestra lengua. El estudio de cualquier lengua es enriquecedor, porque cada idioma es mucho más que un idioma, es una cosmovisión de la realidad. Cuantas más lenguas conozcamos, más rica será la visión que tengamos de la realidad y de su relatividad.

Hay quien, reconociendo este argumento, defiende sin embargo el estudio de las lenguas modernas frente a las antiguas por su utilidad inmediata y práctica. No tenemos nada que objetar, sólo añadir que el estudio del griego facilitará el aprendizaje de muchas lenguas modernas, sobre todo de las flexivas, es decir, de las que tienen esa "cosa tan rara" que tienen el latín y el griego que son las declinaciones, lenguas como el alemán, o el ruso o el propio griego moderno. A lo mejor hay quien se sorprende de esto, pero resulta que el español oficial contemporáneo también tiene alguna que otra declinación, aunque parezca mentira, y no nos supone ningún problema; es el caso de los pronombres personales: yo, me, mí, conmigo; tu, te, ti, contigo; se, sí, consigo. También se sorprendía aquel personaje de Molière, que no sabía qué era la prosa y resultaba que llevaba toda su vida hablando en ella.

Y además, el estudio del griego no impide que aprendamos otras lenguas, sino por el contrario, facilita su aprendizaje. De hecho los estudiantes de griego no van a dejar de estudiar inglés o francés en nuestros institutos por aprender un poco de griego durante un par de años.


Pero no olvidemos que el griego no es una lengua muerta, como pretenden algunos, que se apresuran a enterrarla en el tanatorio de las tablillas micénicas, sino que se sigue hablando en nuestros días en la Unión Europea. Una lengua minoritaria, pero que también existe: una lengua viva que se sigue hablando en Grecia y en Chipre, que conserva su alfabeto, del que procede nuestro abecedario latino, por cierto, y que conserva la mayoría de los vocablos que estudiamos en griego clásico, pues, aunque evolucionada y con algunas influencias turcas, no deja de ser la misma lengua de Homero.

Así por ejemplo cuando nuestros estudiantes de griego aprenden a decir “calimera”, están diciendo “buenos días” con la palabra que emplean los griegos en la actualidad todos los días para saludarse, y a la vez estamos recordando un adjetivo “cali” que tenemos nosotros en “caligrafía”, que significa “bello, bonito”, y un sustantivo “mera” que quiere decir “día”, y que conservamos nosotros en el adjetivo “efímero”, con el que solemos calificar a veces la duración de la vida humana, que quiere decir que dura, literalmente, un solo día.

Un filólogo o amante del lenguaje no puede ignorar la lengua griega, cuya presencia es abrumadora en las lenguas europeas actuales. Las mismas palabras castellanas que citábamos el otro día a propósito de las ciencias y de la tecnología se conservan en inglés: biology, anthropology, democracy, pero también en francés biologie, anthropologie, démocratie, o en alemán, por poner sólo algunos ejemplos.

Pero un filósofo o amante de la sabiduría y de la verdad, amor este bastante platónico, por cierto, no debería ignorar tampoco la lengua de Platón y Aristóteles, de los que no deberían hablar si no son capaces de leerlos en su versión original, en griego clásico. Bien es verdad que disponemos de traducciones, de muchas traducciones y algunas muy buenas, pero, como dice el adagio italiano: traduttore, tradittore: no hay traducción que no sea una traición. Las obras literarias y filosóficas importantes hay que leerlas en su versión original. De lo contrario, corremos el riesgo de no enterarnos de lo que quieren decir, de que se manipule su mensaje, por lo que acabaremos malinterpretándolas. Los estudiantes de griego se acercan, a través de los textos de Platón, a la figura crucial de Sócrates, que divide a los filósofos en un “antes” y un “después”, y aprenden a conocer al filósofo que fue declarado por el oráculo de Delfos el hombre más sabio del mundo, y que descubrió que si merecía ese título era porque sólo sabía que no sabía nada, es decir, porque reconocía su ignorancia.



Pero los estudiantes de griego se acercan también a los grandes mitos clásicos a través de la lectura en español de fragmentos de La Odisea y la Ilíada de Homero, que también traducen a veces saboreándolos en su versión original, y se acercan a las figuras míticas de Ulises u Odiseo, y también a Aquiles y la guerra de Troya. Y no podemos olvidar tampoco la gran invención griega que es el teatro, palabra también griega que ha pasado a las lenguas modernas, y que significa “espectáculo”, con sus subgéneros de la tragedia, la comedia y el drama satírico. Y es que los estudiantes de griego se acercan también a los grandes mitos trágicos clásicos: Edipo, Antígona, Medea o al propio Prometeo, como hemos visto esta primavera en el Palacio de Festivales de Santander. Este conocimiento de la mitología nos llega, además de las palabras, también a través del rico legado de las imágenes que los griegos plasmaron en su escultura o en su cerámica y demás artes figurativas, y se enriquece con todas las aportaciones artísticas del renacimiento y la modernidad.

Y no hay que despreciar tampoco la literatura moderna escrita en griego, las obras de poetas modernos como Costantino Cavafis, el premio Nobel Odiseas Elitis, el también premio Nobel Yorgos Seferis o el novelista Nicos Cachanchaquis, cuyas obras han sido llevadas varias veces a la gran pantalla con notable éxito (La última tentación de Cristo, o Zorba el griego), por citar solo algunos nombres de una riquísima y larga tradición.

En el terreno de la política, los griegos fueron los primeros que juntaron una palabra como “demo” que significa “pueblo” y otra como “cracia” que quiere decir gobierno que se le impone al pueblo, para significar que el pueblo soberano no admitía que se ejerciera ningún gobierno sobre él. Las democracias representativas modernas no son sino una caricatura un tanto degenerada de la democracia directa griega, que, aunque excluía a las mujeres y a los esclavos, no toleraba la delegación de la soberanía en representantes de una voluntad popular que no quería ser regida por demagogos.

No hace falta decir que historia y geografía son palabras griegas. Igual que psicología, pisquiatría y psicoanálisis. No hace falta decirlo para reconocer que a los griegos no sólo les debemos la existencia de esas palabras, sino todo lo que hay detrás, que no es poco, sino mucho.



Como prueba de que el griego no sólo sigue bien vivo, sino que además goza de muy buena salud, aquí está la voz inconfundible de Elefthería Arvanitaki cantando "Dinatá, Dinatá" en el verano de 1995: "Posible, posible".






domingo, 23 de mayo de 2010

¿Para qué sirve el griego? (I)



Ahora que algunas familias y alumnos que están a punto de acabar 4º de ESO se plantean qué van a estudiar el próximo curso, si van a seguir en el Instituto y si se matriculan en 1º de Bachillerato, no está de más que tratemos aquí, por si sirve de algo, de la utilidad de la asignatura de Griego, que pueden cursar todos los estudiantes que opten por el Bachillerato de Ciencias Sociales y Humanidades.

Lo primero que hay que decir es que todos los europeos hablamos griego sin ser conscientes de ello. Nosotros, los españoles, también, no somos una excepción. El estudio del griego servirá, lo primero de todo, para que descubramos la infinita cantidad de helenismos que utilizamos cada dos por tres en nuestra propia lengua, y en la inglesa, francesa o alemana, sobre todo cuando recurrimos a los registros más cultos -científicos, ideológicos, tecnológicos- de estas.

El griego es el idioma de las ciencias y de la tecnología. En griego están escritos los manuales de medicina (oncología, pediatría, psiquiatría, hepatitis y un larguísimo etcétera son palabras griegas). La biología, la zoología y la geología tienen nombre griego (bio- significa “vida” , zoo- es “animal” y geo- es “tierra”). También son palabras griegas las matemáticas (hipotenusa, isósceles, aritmética), y la física y la química (kilómetro, hectómetro, y átomo) y la tecnología, sin olvidar disciplinas más modernas como la economía o la ecología. El estudio del griego, sirve, en primera instancia, para descubrir, como decía un veterano helenista español, Rodríguez Adrados, que hablamos “criptogriego”, es decir, un griego que, a poco que nos descuidemos, nos pasa desapercibido.

Tomemos como ejemplo una palabra como micro-economía. Puede que haya gente que la utilice y la emplee bien sin haber estudiado nunca griego, pero cualquier estudiante de la lengua de Homero sabe que detrás de ella hay tres palabras comunes y corrientes: el adjetivo “micro” que significa pequeño (saber esto le servirá para explicarse otros términos que contengan este adjetivo como microbio, microscopio o micrófono), el sustantivo “eco” que quiere decir “casa” (conocimiento que nos será útil para entender quiénes eran los metecos o qué es la moderna ecología), y otro sustantivo que es “nomía” que significa “administración” (lo que nos valdrá para que entendamos también qué es la autonomía, entrando ya en el dominio de la política, que es el arte de (mal)gobernar la polis o el estado, porque los políticos y no sólo los economistas -si es que no son ya lo mismo los unos que los otros- nos hablan en griego para que no entendamos lo que dicen. El estudio del griego clásico nos sirve para comprender mejor el inmenso caudal de vocabulario científico y tecnológico que alberga nuestra lengua.

Hace poco me encontré con una antigua compañera mía de Bachillerato, a la que no veía desde hacía treinta años, lo que se dice muy pronto, y, hablando de lo que había sido de nuestras vidas, me confesó que después de hacer el antiguo bachillerato de letras -su equivalente sería hoy día el Bachillerato de Humanidades- había estudiado Enfermería, y que era enfermera titulada y que llevaba trabajando como tal toda su vida. Me reconoció espontáneamente que el griego había sido la asignatura, parecía mentira, que le había resultado más útil para sus estudios posteriores de Enfermería. Y no es extraño por lo que decíamos más arriba: los médicos nos hablan en griego. Haber estudiado algo de griego sirve para entendernos un poco mejor.

Negar esta evidencia de la utilidad inmediata y pragmática del estudio del griego sólo puede hacerse desde una ignorancia bastante cerril y obtusa, rayana en lo ridículo, que sería bastante impropia de una persona medianamente culta y que hubiera pasado por la universidad (aunque puede haber quienes han pasado por la universidad e incluso se hayan sacado un título sin que la universidad haya pasado por ellos).

Como es probable que haya personas que, desde la ingorancia, se atrevan a rebuznar que "¿para qué vas a estudiar eso, si no sirve para nada?", a lo mejor conviene recordarles aquí la figura de Marco Porcio Catón, conocido como Catón el Viejo, un romano conservador de viejo cuño, que estuvo durante toda su vida negándose a la perniciosa, según él, influencia de la cultura griega en la vida romana, y que acabó a la edad de ochenta años aprendiendo griego, empezando por el alfabeto, desde la alfa y la beta, que son las dos primeras letras, cuyo conocimiento define y delimita a los alfabetizados frente a los analfabetos, hasta la omega, que es la última. Y es que nunca es tarde para aprender.


miércoles, 31 de marzo de 2010

Una fábula de Esopo sobre Prometeo


Este es el texto griego con el que Alba, Eva y Julia tuvieron que vérselas en el concurso de traducción. Es una fábula de Esopo, centrada sobre la figura del titán Prometeo, que, según esta fábula, habría modelado a los hombres y a los animales por mandato de Zeus. Como había más fieras que hombres, Zeus le ordenó que convirtiera a algunas en seres humanos. Como resultado tenemos que muchos de los hombres creados por Prometeo serían ... irracionales.


Προμηθεὺς κατὰ πρόσταξιν Διὸς ἀνθρώπους ἔπλασε καὶ θηρία. ὁ δὲ Ζεὺς θεασάμενος πολλῷ πλείονα τὰ ἄλογα ζῷα ἐκέλευσεν αὐτὸν τῶν θηρίων τινὰ διαφθείραντα ἀνθρώπους μετατυπῶσαι. τοῦ δὲ τὸ προσταχθὲν ποιήσαντος συνέβη τοὺς ἐκ τούτων πλασθέντας τὴν μὲν μορφὴν ἀνθρώπων ἔχειν, τὰς δὲ ψυχὰς θηριώδεις.

Prometeo por orden de Zeus modeló a los hombres y a las fieras. Pero Zeus al ver que eran mucho más numerosos los animales irracionales le ordenó que deshaciendo algunas de las fieras las transformara en hombres. Y después de haber hecho este lo ordenado, sucedió que los que habían sido modelados a partir de ellas tenían la forma de hombres pero sus almas de fieras.

jueves, 18 de febrero de 2010

Retrato del Rey Sol y familia


Nos hallamos ante una singular obra de arte del pintor Jean Nocret que representa a la familia del rey Luis XIV de Francia, pero lo hace de una manera peculiar, ya que los personajes retratados aparecen caracterizados como dioses olímpicos de la mitología grecorromana. El cuadro, acabado en 1670, es espectacular y quizá único en su género no sólo por su temática mitológica sino también porque puede que se trate del primer retrato de familia real, que anuncia así a Van Loo y también a Goya.


Parece que la única función de la naturaleza en el cuadro es añadir perspectiva de profundidad al retrato y servir de marco para la familia real.


A la derecha, elevado y realzado por sus dorados, aparece la figura de Luis XIV, rey de Francia del siglo XVII. Lo más curioso es que el monarca aparece, como veremos, con los atributos de Apolo y no con los de Zeus o Júpiter, como cabría esperar en principio en un monarca absoluto, dado que Zeus o Júpiter y no Apolo era el “deorum pater atque hominum rex”, padre de los dioses y rey de los hombres, como llama Virgilio en La Eneida al soberano del Olimpo. A decir verdad, los únicos atributos que nos harían pensar en Júpiter o Zeus, serían el cetro que sostiene en su mano, aunque sólo como símbolo de poder, porque también tiene una alusión al sol, y el trono sobre el que está sentado, pero el resto de la simbología alude indiscutiblemente a Apolo. Como se sabe, el rey Luis XIV desde el comienzo de su reinado adoptó la simbología solar, y era conocido de hecho como el Rey Sol.


La imagen que el rey quiere proyectar de su prestancia física se acomoda más a la juventud, la belleza y el resplandor de Apolo o Febo, que a las características asociadas a Júpiter. La túnica con la que viste es de color dorado, al igual que el cetro que sostiene con la mano izquierda, en cuyo extremo se representa una cara que irradia rayos solares por todas partes.


En su cabeza se asienta una corona de laurel, árbol que está íntimamente relacionado con Apolo. El laurel simboliza la victoria. Como se sabe, los atletas que participaban en los juegos píticos que se celebraban en Delfos en honor de Apolo y que vencían en las competiciones eran coronados con laurel. Igualmente, los generales romanos cuando celebraban la ceremonia del triunfo. Suetonio nos cuenta la anécdota de que Julio César se alegró de que el Senado romano le concediera la corona de laurel, que llevaba constantemente para disimular su incipiente calvicie. El laurel evoca el amor no correspondido del dios hacia la ninfa Dafne, cuyo nombre significa precisamente “laurel” en griego. El dios Apolo, que no pudo alcanzar a la ninfa en carne y hueso, se conformó con abrazarla una vez convertida en el árbol que lleva su nombre, paradójica victoria. Los cabellos del monarca son largos y rizados, como suelen representarse los de Apolo. Y el hecho de que exhiba su pecho desnudo y ligeramente bronceado, frente a la palidez de las restantes figuras, también nos hace pensar en las representaciones clásicas de Apolo como dios de la belleza masculina.


Aunque la fusión entre las dos divinidades distintas Apolo y Helios, que era propiamente el dios del sol en la mitología griega, no se produjo hasta la cultura helenística (finales del siglo IV hasta el I a.C.), para Homero la luz ya se consideraba un atributo apolíneo, dado que Apolo en la Ilíada es Febo, es decir, el “luminoso”, el “brillante”, el “resplandeciente”.


Igual que Apolo era la iluminación para los griegos, así Luis XIV pretendía serlo para su pueblo. Pues el rey Sol quería curar la “peste”, entendida como analfabetismo del pueblo ya que su época coincide con la Ilustración y el Siglo de las Luces, fenómeno que se caracteriza por pasar a una nueva etapa en la que reina la sabiduría de todos y en la cual el ignorante estaba mal visto. Esa “peste” del pueblo la relacionamos con la “peste” que Apolo podía arrojar a los seres humanos; se trataba de una especie de “mancha”; enfermedad que él enviaba y que él mismo también podía curar. En este caso el rey Sol no se identifica, obviamente, con la causa de ese analfabetismo, sino con su curación.


Apolo también aparece caracterizado como dios de la medicina, otro aspecto con el que podemos relacionar al rey Sol. Los años de su reinado coinciden con ciertos descubrimientos en el campo de la salud, que provocan que Francia se vuelva la luz del continente europeo azotado por tantas enfermedades y muertes.


Apolo era un dios muy importante para los griegos, casi más importante que Zeus ya que había más templos consagrados a él que a Zeus. A Apolo se le considera el dios de las artes en general y de la música en particular, la cual a su vez está relacionada con la poesía, pues los aedos (poetas) cantaban sus historias acompañados de la cítara o la lira, el instrumento predilecto de Apolo, que aparece en la parte inferior central del cuadro tañida por dos Amores.


Los compositores que trabajaron en la corte de Luis XIV fueron Lalande, Campra, Charpentier y Couperin, muy conocidos en la época, aunque no tanto como el grandísimo Lully, el preferido del monarca, cuya obra oscureció la de sus contemporáneos.


Amante de las artes -la música, la danza, la arquitectura, el diseño de jardines...-, el Rey Sol vivió rodeado por todas ellas, y en el campo de la música quiso dejar como herencia una corriente estética francesa que le plantara cara a la todopoderosa música italiana. Así, se prodigó en encargos que alimentaran una escuela nacional propia. Para ello, Lully excluyó los elementos italianos más típicos, tendiendo a una declamación más clásica, de drama griego antiguo. La música francesa de Luis XIV tenía un ritmo pautado, que representaba el paso del Rey. Otras de las características de esta música son «las referencias a la danza, su «elegancia» y «el sentimiento».


Detrás de esa obsesión de Luis XIV por las artes, y por identificarse con Apolo dios de las artes, lo que no dejaba de ser una forma de propaganda, se encontraba el imperioso deseo de dominar el mundo a través de ellas y de erradicar el analfabetismo y la incultura, arrojando la luz del sol sobre las tinieblas de la ignorancia.


Precisamente la imagen de Luis XIV como Rey Sol comenzó a elaborarse a partir de la música que se tocaba para los ballets en los que él era el protagonista. En ellos el rey surgía como Apolo, dios del sol y de la poesía, en el centro del universo, derrotando a los poderes maléficos de Pitón, el dragón símbolo del desorden político. El ballet es un arte que requiere una máxima perfección, característica muy reflejada en Apolo, al igual que también la elegancia. El ballet y la elegancia tienen relación con uno de los animales favoritos de Apolo, el cisne. El rey Sol quería tener una imagen perfecta y hermosa por siempre al igual que Apolo, que era el dios más joven y bello de todos los dioses. Esta perfección, elegancia y hermosura aparece muy bien reflejada también en todo su palacio, el de Versalles, en el cual reina un grandísimo equilibrio muy propio de Apolo. Por lo tanto vemos que al rey Sol le interesó mucho el aspecto de las artes relacionadas con Apolo para aplicarlas a su propia persona.


En los jardines de Versalles la fuente más espectacular representa a Apolo en su carro saliendo de las aguas y aludía a los primeros tiempos de Versalles, cuando servía como palacio de recreo. Las excursiones del Rey Sol a su palacio se equiparaban a los viajes nocturnos de Apolo al fondo del mar para descansar y renovarse. Si en el interior del palacio el rey aparecía como padre del reino, en los jardines era Apolo el amo de la naturaleza, a cuyas órdenes la vegetación se disciplinaba y los pantanos se convertían en jardines.


Apolo nació en Delos, isla a la cual se la consideraba en centro del mundo clásico por su situación, pero también el santuario apolíneo de Delfos constituía un punto importantísimo para el pueblo griego. Estos puntos centrales coinciden con el dormitorio de Luis XIV, situado justo en el centro del palacio, que se le consideraba en centro de toda Francia, es decir, el centro del mundo ilustrado.


Otra característica que cabe resaltar es la exaltación que los artistas hacían en sus obras del rey Sol, por ejemplo Molière en una de sus comedias, lo que se relaciona con la alabanza que los poetas le hacían a Apolo.


Con respecto a los demás miembros de la familia real, el cuadro se organiza de alguna forma como un árbol genealógico. La reina María Teresa está a la derecha de su esposo, contrastando sus rubios cabellos y su blancura con la piel ligeramente bronceada y la cabellera oscura del rey. Un pavo real nos hace pensar en Hera o Juno, la señora del Olimpo. Es la iconografía clásica de las reinas de Francia, al menos desde María de Médicis, sistemáticamente asociada a la esposa de Júpiter. Pero si Luis XIV es Apolo y no Júpiter, como hemos visto, hay un desfase matrimonial entre el rey –Apolo- y la reina –Juno-, porque Juno, que era la diosa del matrimonio, era la hermana y esposa de Júpiter, que encarna la fidelidad conyugal. En el cuadro está vestida con un velo que representa su casamiento.


Entre el rey y la reina, siguiendo siempre la lógica de la genealogía, sentado a los pies de su padre, el Delfín, rubio como su madre, coronado de laurel como su padre, dotado de las alas del Amor. El se caracteriza por ser Cupido, que equivale al Eros de la mitología griega, el dios del amor, que era hijo de Venus/Afrodita y, según unos, de Mercurio/Hermes, o. según otros, de Marte/Ares, pero no de Apolo y Juno, por lo que la identificación sólo puede hacerse de una manera simbólica por el amor que los padres sentían por su hijo. Sabemos que se trata de Cupido porque aparece con los atributos propios del dios, que son las alas, como el Amor que se encuentra a su lado, caracterizado también con la aljaba y las flechas del amor. Una corona de laurel ciñe la cabeza del Delfín de Francia, al igual que ya hemos visto en el rey. Esta planta no está relacionada, en principio, con Cupido, pero sí con su padre, el rey, ya que el niño será el pretendiente a la corona una vez haya muerto su padre.


A los pies de la reina, la única hija del matrimonio real que alcanzó la edad del uso de razón. A la izquierda de la niña, en primer plano, un cuadro dentro del cuadro, representaría a otros dos hijos muertos al año de nacer. El rey, la reina y sus hijos forman así un grupo triangular coherente que destaca del resto del grupo.


Detrás del rey, a la derecha, está la prima hermana del rey, caracterizada como Ártemis o Diana, para los romanos. En la mitología, como se sabe, Ártemis es la hermana de Apolo. Aparece con una media luna sobre su cabeza, símbolo que se relaciona con la diosa, y también porta en su mano derecha una lanza que podríamos interpretar doblemente: como una alusión a otra diosa virgen y guerrera, Atenea, la Minerva romana, o como instrumento de la diosa cazadora por excelencia. Aunque era muy típico de los reyes de Francia organizar cacerías, esto no le interesó particularmente al rey Sol. Puede interpretarse la caracterización de Ártemis/Atenea en ella como una alusión a su largo celibato.


Luis XIV ha cedido el lugar central a su madre Ana de Austria, vestida de azul con un velo color pastel. Ella está caracterizada como la diosa Rea o Cibeles (en latín), aunque la madre, en realidad, de Apolo y Ártemis era Letó. Rea es la madre los primeros dioses bienaventurados, madre de los tres dioses que se repartieron el mundo entre sí; Zeus, Posidón y Hades. Observamos que tiene el globo terrestre entre sus manos. También se ha querido ver en ella una caracterización de Deméter, la Ceres romana, que es una diosa madre ligada también a la tierra y a las cosechas.


A la izquierda de la reina madre, otro grupo está formado por el hijo cadete de Ana de Austria, Felipe de Orleans, y su familia. El duque de Orleáns, como su hermano el rey, está sentado. Parece un reflejo un poco más pálido de su hermano. Parece también un sol que amanece. De pie, a su derecha, está su esposa, que figura como Flora, la primavera como indican las flores que porta en sus dos manos y las que adornan sus cabellos en forma de guirnalda. Entre los dos adultos, su hija María Luisa, que, casada con Carlos II, llegaría a ser reina de España. Se la identifica por las alas de mariposa con Psique, el alma en la mitología grecorromana.


En la extrema izquierda, Enriqueta María de Francia, viuda de Carlos I de Inglaterra, y madre de la reina. La familia del rey ocupa así una rica diagonal de la que él es el centro y que responde al triángulo. Igual que Ana de Austria, ofrecía la tierra y sus cosechas, como Tetis o quizá Anfitrite, representa las riquezas del mar ante la asamblea de los dioses. El símbolo del tridente hace que la asociemos con Posidón/Neptuno y el mar. Era el tridente, como se sabe, el símbolo inequívoco del señor del mar, instrumento que utilizaban los pescadores griegos en la pesca del atún. En la mano derecha parece que sostiene un coral.


En el centro, pero en un segundo plano, tras Ana de Austria y Luis XIV, las tres medio hermanas de la gran Mademoiselle (Margarita Luisa de Orleans, Isabel Margarita y Francisca Magdalena) son representadas como las tres Gracias, lo que evita cualquier jerarquía entre las princesas. Las Gracias o Cárites en griego habitaban en el Olimpo en compañía de las Musas, con las cuales formaban a veces coros, y pertenecían al séquito de Apolo en cuanto dios músico.


Como conclusión apreciamos que el rey Sol se fijó y se le relaciona en casi todos los aspectos del dios Apolo pero sobre todo en los buenos. Pues el aparece como el sanador del pueblo, pero no como el causante de esa “enfermedad”. No se fija en el aspecto vengativo del dios cuando mató a todos los hijos de Níobe junto con su hermana Ártemis. La mayor relación encontrada con el dios es el aspecto de las artes, la hermosura, perfección y elegancia que aparecen en aquel mundo que era la corte del rey Sol.




(Trabajo escrito por Carla Setién)



sábado, 26 de diciembre de 2009

Un amor imposible (otra viñeta de Arcás)



Sou ei/pa giati/ egw/ ei/mai Udroxo/ov ki esu/ Parqe/nov

Una traducción del argumento que usa el pájaro para justificarle al hipopótamo enamorado y embelesado la incompatibilidad de sus caracteres y que, por lo tanto, su amor es imposible podría ser: -¡Te lo dije! ¡...porque yo soy acuario y tú eres virgo!

En griego clásico podria haberse escrito así:
So\i ei)=pon dio/ti e)gw\ ei)=mai U(droxo/ov kai\ su\ Parqe/nov. Como podéis ver no hay muchas diferencias porque se trata básicamente de la misma lengua. Además, los antiguos griegos ya utilizaban los mismos nombres astrales que se usan ahora para las constelaciones del zodíaco. En la antigüedad no se distinguía todavía la astronomía, que es una disciplina científica moderna, de la astrología, que es una superchería en la que muchísima gente, parece mentira, sigue creyendo todavía en el mundo de hoy, como el pájaro que dibuja Arcás, que justifica astrológicamente su incompatibilidad de caracteres, su imposible amor.

U(droxo/ov es Acuario en griego (ya aparece en Plutarco y en la Antología Palatina). Significa literalmente "el que vierte el agua", el "aguador" y es un compuesto de las palabras u(/dwr y el verbo xe/w que quiere decir "verter, derramar", como en la expresión, muy frecuente en Homero, xe/ei u(/dwr Zeu/v que equivale a "Zeus hace caer la lluvia". Hay que decir que la palabra clásica para el agua u(/dwr -emparentada etimológicamente con la latina "sudor"- ha caído algo en desuso en griego moderno, donde se ha visto desplazada por nero/, aunque se sigue utilizando en cultismos, como hacemos en español con los helenismos hidrato, deshidratar, anhídrido, hidroeléctrico, hidrógeno, clepsidra, que es el nombre del reloj de agua, e hidra, que es como se denomina a un animal acuático ... Nuestra palabra "acuario" procede del latín "aquarius" y "aqua".


Parqe/nov significa "doncella, virgen, muchacha", y de ahí el nombre de la constelación que nosotros denominamos con palabra latina "Virgo". Era también en griego antiguo una denominación de la diosa Palas Atenea, que era virgen, de donde le vino el nombre de Partenón al templo que los atenienses le dedicaron en la acrópolis de Atenas.
¿Y tú? Averigua de qué signo eres:





¿Y en latín? ¿Cómo se llama tu signo? ¿Aries, Pisces, Aquarius, Capricornus, Sagittarius, Scorpio, Libra, Virgo, Leo, Cancer, Gemini, Taurus? Observa el dibujo que realizó un monje del monasterio de Sant Gall en el siglo IX después de Cristo en un códice manuscrito. Representó los doce signos del zodíaco con los símbolos que ya se utilizaban en los tiempos antiguos y que como puedes comprobar en cualquier revista o periódico, o en los dibujos de arriba, se siguen empleando todavía. El zodíaco es el círculo de las constelaciones que recorre el sol en un año.



martes, 24 de noviembre de 2009

IVLIOBRIGA

La primera parada que realizaremos en la excursión del miércoles será para conocer la ciudad cantabrorromana de Julióbriga, o en latín, Iuliobriga. Se encuentra junto al actual pueblo de Retortillo, a pocos kilómetros de Reinosa. Probablemente fue fundada en el año 25 a.C., tras el primer enfrentamiento entre romanos y cántabros en las llamadas Guerras Cántabras (29-19 a.C.) y su propio nombre refleja la intención de unir ambos pueblos: Iulius era el nomen (nombre) del emperador Augusto y briga es una palabra de origen celta que significa "ciudad".
Julióbriga fue fundada por tres razones:
- dar a conocer la cultura romana a los cántabros, mostrarles la "buena vida", y someterlos así al imperio.
- controlar una de las principales vías de comunicación entre la Meseta y la costa cantábrica
- mantener bajo vigilacia el poblado cántabro de
Aracillum (probablemente el actual Aradillos, muy cerca de Retortillo), uno de los principales focos de resistencia de los cántabros.

El diseño urbano de la ciudad sigue el modelo romano: se trazaron en primer lugar dos vías perpendiculares,
cardus y decumanus, con orientación norte-sur la primera y este-oeste la segunda. Ambas vías se cruzan en el centro de la ciudad, donde se situará el forum, plaza principal donde se desarrolla la vida pública de la ciudad, donde están los edificios de gobierno y los templos de los dioses principales. También entorno al cardo y al decumano encontraremos las viviendas más importantes, como la llamada Casa de Los Morillos, que ha servido de modelo a la Domus que visitaremos en Julióbriga.

La
Domus es una reproducción de una típica casa romana, que nos va a permitir imaginarnos cómo vivía una familia romana acomodada en una ciudad de provincias. Hay que tener muy presente que, aunque se puedan exponer algunas piezas originales, se trata de una recreación, es decir, una construcción moderna.

Julióbriga estuvo habitada hasta el siglo III d.C. y a lo largo de estos tres siglos sus habitantes se vieron obligados a adaptar sus costumbres típicamente romanas a las características de la región. Por ejemplo, acabaron por tapiar el patio de columnas o
peristylum, para evitar las corrientes de aire frío y húmedo que debían ser habituales en los inviernos de Campoo. Progresivamente, además, dejaron de construir viviendas tipo domus, que son más adecuadas al clima mediterráneo, y prefirieron edificar casas más compactas, sin patio interior y adaptadas a actividades agropecuarias, más parecidas a las casas que todavía hoy encontramos en la zona.

Aunque Julióbriga desapareciera como ciudad, el lugar se ha mantenido habitado hasta nuestros días. El espacio del foro, centro de la vida pública, ha sido ocupado por una bonita iglesia románica, y junto a las ruinas romanas encontramos el pueblo de Retortillo. ¿Quién sabe lo que podríamos encontrar todavía bajo las actuales viviendas?

viernes, 20 de noviembre de 2009

Arkás, el moderno más clásico


Las viñetas y tiras cómicas de Arkás aparecieron por primera vez en los kioscos griegos a principios de los años 80. Su obra, desde entonces hasta la actualidad, ha ido creciendo considerablemente. Al mismo tiempo, su identidad personal y aspecto físico han sido y son un misterio hasta para sus propios lectores y editores griegos. Arkás ha preferido mantener el anonimato bajo la firme creencia de que a un artista debe conocérselo más por su obra que por su personalidad propia.

Su particular sentido del humor (casi negro), impregnado de un tono sarcástico, está presente en casi todas sus historietas. Sin embargo, lo que realmente explica su éxito es la universalidad de los temas que trata. En este sentido, puede decirse de él, sin exagerar, que es ya todo un clásico, porque su humor está fuera del tiempo. A pesar del paso de los años, los diversos personajes que ha ido creando nos siguen haciendo reír igual que el primer día.

Arkás es quizá sin duda alguna el dibujante griego actual de comics más querido en su país y más valorado en el mundo por los personajes tan entrañables que ha creado como sus animales, Arni de "La vida después", un hombre joven que ha muerto de un infarto y se encuentra en el paraíso, Perpetuo, un preso condenado exactamente a 622 años de cárcel, el gato Castrato, o los dos gorriones de "Vuelos bajos", que viven solos porque la madre los abandonó al nacer el pequeño para irse con un golondrino. Sus ya numerosos álbumes han sido traducidos a los principales idiomas del mundo. He aquí algunas de sus viñetas en su lengua original y traducción al castellano.









-Pero ¡no es posible que te hayan herido! ¡La temporada de caza del pato empieza el mes que viene!

-Sí, dílo, venga, para tranqulizarme.








(Puedes ampliar la imagen apretando en ella)




-¡Papá, no puedo más, estoy cansado!
- Ya falta poco.
- ¡Te digo que no puedo más! ¡Me caeré y me mataré!
- Bueno, está bien. ¡Sube!
- ¡Los pájaros vuelan por sí mismos! ... ¡No les llevan los demás!
- A veces me pregunto qué vas a ser cuando seas mayor.
- ¡Azafato!









-Recuerdo, en el primer baile que se dio inmediatamente después de la guerra en el club de oficiales, ¡yo llevaba un vestido muy atrevido para la época! ...¡El coronel estaba muy celoso!


-¿Por qué? ¿Quería ponérselo él?







Y una muestra del humor más negro de Arkás en español:







martes, 10 de noviembre de 2009

Hipatia de Alejandría

Seguramente muchos de vosotros habréis oído hablar de la última película de Alejandro Amenábar, Ágora. Es la producción más cara del cine español, está reventando las taquillas... y está libremente basada en un personaje de la Antigüedad tardía: Hipatia de Alejandría (350-415 d.C).
Hipatia fue la última filósofa pagana, una rareza por dos motivos: por un lado, por su condición femenina, y por otro, por su defensa de la razón frente a la fe en una época en la que el cristianismo era ya la religión del Imperio Romano. Vivió en Alejandría, una populosa ciudad en el delta del Nilo, que fue fundada por Alejandro Magno. En ella convivían egipcios, griegos, romanos y judíos, y era tristemente conocida en su época por los frecuentes y violentos enfrentamientos entre estas comunidades.
No se conserva ninguna obra de Hipatia, aunque se sabe que escribió sobre matemáticas y astronomía, y que pertenecía a la escuela filosófica neoplatónica. Alcanzó gran fama como maestra, y algunos de sus discípulos, tanto cristianos como paganos, ocuparon altos cargos de la administración imperial y eclesiástica, como el obispo Sinesio. Sin embargo, su fama no se debe a su pensamiento, sino a su triste destino: según se nos ha transmitido, fue capturada en la calle por un grupo de fanáticos y murió lapidada, antes de ser descuartizada e incinerada. Ya entonces se sugirió la implicación del patriarca de Alejandría, Cirilo, máximo dirigente cristiano de la ciudad, pero no hay pruebas ni testimonios claros de ello, solamente conocemos la enemistad que existía entre los dos.
La película Ágora nos presenta algunos momentos de la vida de esta extraordinaria mujer, aunque adaptando su historia a los gustos actuales del público y cambiando algunos hechos. Sin embargo, puede ser una buena oportunidad para sumergirse en el fascinante entorno de la Alejandría del siglo V.
Y puede ser todo un reto para un estudiante de Humanidades detectar los "gazapos" que se le han colado al director...



viernes, 23 de octubre de 2009

El alfabeto griego





He escrito el alfabeto griego en mayúsculas, en dos columnas. Me he dado cuenta enseguida de que es relativamente fácil asignar a las letras una imagen:
La alfa (Α) representa un compás, la beta (Β) es una mujer embarazada dotada de un exuberante pecho, la gamma (Γ) es una horca, la delta (Δ) una pirámide.
La épsilon (Ε)... No quiero admitir que no soy capaz de encontrarle un sentido a esta letra. Si la hago bascular hacia delante, parecerá un templo de tres columnas, eso es.
La dseta (Ζ) me ha hecho pensar en el relámpago deslumbrante, sin duda porque el nombre de Zeus empieza por esta letra.
La eta (Η) es una escalera tan pequeña que sólo tiene un peldaño, la zeta (Θ) recuerda la cabeza de un tornillo. No me quedo satisfecho con esta última imagen. He vuelto a examinar la zeta y he decidido, a fin de cuentas, que la línea que la separa en dos semeja el horizonte y el círculo el sol que sale o que se pone. Según esto, la zeta debería encontrarse al comienzo o al fin del alfabeto.
La iota (I) sugiere un montón de objetos, una vela, un bastón de billar.
La kappa (Κ) hace pensar en un soldado alemán que desfila con el brazo en alto, la lambda (Λ) en el tejado de una casa, la mi (Μ) en una pareja que se da la mano.
La ni (Ν) es una entrada de campo por un poste puesto de través.
La xi (Ξ) se asemeja al reflejo de la luna en el mar, la ómicron (Ο) a la luna, o mejor al sol -prefiero que sea al sol, el astro de Apolo. Empiezo a sentir simpatía por ese dios que estaba pendiente de los problemas de la gente, le gustaba la paradoja y amaba la música. Era, además, bastante indulgente. La Pitonisa había respondido a un joven sacerdote que, habiendo roto su voto de castidad, se había presentado ante ella para preguntarle cómo expiar su falta: Todo lo que se hace por necesidad, el dios lo perdona.
La pi (Π) evoca esas barracas que se construyen ilegalmente a veces en una noche, la ro (Ρ) un robusto turista cargado con una voluminosa mochila a sus espaldas, la sigma (Σ) representa las mandíbulas abiertas de un pez hambriento.
La tau (Τ) es un martillo, la ypsilon (Υ) un tirachinas, la fi (Φ) el robusto turista de antes visto de frente, la ji (Χ) unas tijeras abiertas, la psi (Ψ) el tridente de Posidón, el señor del mar, que surge de pronto del Egeo, y que los pescadores griegos utilizaban para clavárselo limpiamente a los atunes.
En cuanto a la omega (Ω) designa al sol colocado precisamente sobre la línea del horizonte, cuando acaba de levantarse o en el mismo momento de empezar a ponerse. Una media hora, como mucho, separa a la omega de la zeta.
Vassilis Alexakis "La lengua materna"