Hipatia fue la última filósofa pagana, una rareza por dos motivos: por un lado, por su condición femenina, y por otro, por su defensa de la razón frente a la fe en una época en la que el cristianismo era ya la religión del Imperio Romano. Vivió en Alejandría, una populosa ciudad en el delta del Nilo, que fue fundada por Alejandro Magno. En ella convivían egipcios, griegos, romanos y judíos, y era tristemente conocida en su época por los frecuentes y violentos enfrentamientos entre estas comunidades.
No se conserva ninguna obra de Hipatia, aunque se sabe que escribió sobre matemáticas y astronomía, y que pertenecía a la escuela filosófica neoplatónica. Alcanzó gran fama como maestra, y algunos de sus discípulos, tanto cristianos como paganos, ocuparon altos cargos de la administración imperial y eclesiástica, como el obispo Sinesio. Sin embargo, su fama no se debe a su pensamiento, sino a su triste destino: según se nos ha transmitido, fue capturada en la calle por un grupo de fanáticos y murió lapidada, antes de ser descuartizada e incinerada. Ya entonces se sugirió la implicación del patriarca de Alejandría, Cirilo, máximo dirigente cristiano de la ciudad, pero no hay pruebas ni testimonios claros de ello, solamente conocemos la enemistad que existía entre los dos.
La película Ágora nos presenta algunos momentos de la vida de esta extraordinaria mujer, aunque adaptando su historia a los gustos actuales del público y cambiando algunos hechos. Sin embargo, puede ser una buena oportunidad para sumergirse en el fascinante entorno de la Alejandría del siglo V.
Y puede ser todo un reto para un estudiante de Humanidades detectar los "gazapos" que se le han colado al director...
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