jueves, 21 de abril de 2011

El Cíclope y Posidón

(Odiseo/Ulises clavándole la estaca en su único ojo al cíclope Polifemo después de haberlo emborrachado. Detalle de un ánfora ateniense del año 650 a. de C. aproximadamente).

El otro día sacábamos el texto latino que se propuso para análisis y traducción en el X Certamen de Traducción de Latín y Griego que se celebró en Santander, así que hoy toca el texto griego al que tuvieron que enfrentarse también Alba, Amparo y Ángela durante una hora y media. Era un fragmento de Luciano, de su obra "Diálogos marinos", una conversación entre Posidón, el dios del mar, y su hijo el cíclope Polifemo, que había sido dejado ciego y burlado por Odiseo/Ulises. Cuando el cíclope, ya ciego, le preguntó su nombre, el héroe homérico le respondió que se llamaba Nadie.


La traducción de Luciano viene a ser algo así:

Posidón: - Y ¿quién era el que se atrevió a eso, Polifemo?


Cíclope: -Al principio se llamaba a sí mismo Nadie; pero cuando huyó y estaba fuera de mi alcance, dijo llamarse Odiseo.

Posidón: -Sé al que te refieres, al de Ítaca; y volvía navegando de Ilión. Pero ¿cómo hizo eso, no siendo en verdad muy valiente?

Cíclope: - Encontré en mi cueva a unos cuantos hombres después de volver del pastoreo (...) Entonces él, ya fuera Nadie, ya Odiseo, me ofrece una droga, dulce y de buen olor.

(Posidón o Poseidón, dios de los mares, al que se le representa con un tridente que era el instrumento de los pescadores griegos de atunes. Es el padre de Polifemo, que, encolerizado con Odiseo/Ulises por haber dejado ciego a su hijo, hará que la vuelta del héroe a su patria sea una auténtica odisea que durará diez años).

Aparte de la traducción y del análisis sintáctico del texto griego y del comentario morfológico que tuvieron que hacer los participantes en el certamen, debían citar tres helenismos derivados de las palabras griegas "autón" (por ejemplo: autonomía, autodidacta, autógrafo), y de "polloús", que significa "mucho" (como, verbigracia: poligamia, politeísmo, polinomio).

Tenían que explicar, además, desde el punto de vista etimológico los términos: topónimo, protagonista y eutanasia.

-topónimo: procede de "topos" que quiere decir lugar y "ónoma", modificado como -ónimo, que quiere decir "nombre", por lo que un topónimo es el nombre propio que se le da a un lugar. Otros derivados de "topos" son: tópico, topógrafo, utopía... y de "ónoma" son: onomástica, onomatopeya, sinónimo, antónimo, pseudónimo y un largo etcétera.

-protagonista: viene de "protos" que significa primero y "agonistes" que quiere decir "luchador, guerrero", por lo que el protagonista es el personaje principal. Otros derivados de "protos" son: prototipo, protón, proteína, protocolo... y de "agonistes" tenemos antagonista y también agonía y agonizar.

-eutanasia: deriva de "eu" que vale por "bien, bueno" y "thánatos" que es el nombre, masculino por cierto, de la muerte en griego, por lo que su significado sería "la buena muerte o muerte sin dolor". Otros derivados de "eu" son: eufonía, eufemismo, evangelio... y de "thánatos" tenemos, por ejemplo, "tanatorio".


miércoles, 20 de abril de 2011

Viriato: Roma no paga a traidores

Cuadro de José Madrazo titulado "Muerte de Viriato"

El martes 19 de abril de 2011 se celebró en las Caballerizas del Palacio de la Magdalena de Santander el X Certamen de Traducción de Latín y Griego, que viene siendo organizado por la Asociación de Profesores de Latín y Griego de Cantabria. En la prueba de Latín participaron 120 alumnos de distintos Institutos de Cantabria. Amparo Diego, Alba García y Ángela Prieto, alumnas de 2º de Bachillerato, representaron al nuestro.

El certamen ha consistido en la traducción con la ayuda del diccionario y análisis sintáctico de un texto histórico sobre la figura de Viriato, popularizado por una reciente serie televisiva, el comentario morfológico de cuatro palabras de ese texto y el etimológico de otras cuatro, durante una hora y media.

Dejando aparte el análisis morfológico y sintáctio, he aquí el texto del historiador Eutropio, al que tuvieron que enfrentarse nuestras alumnas, con una traducción entre paréntesis:

Nec multo post quoque Q. Caepio ad idem bellum missus est, quod quidam Viriathus contra Romanos in Lusitania gerebat. (Y no mucho después también Q. Cepión fue enviado a la misma guerra, que un tal Viriato llevaba a cabo contra los romanos en la Lusitania). Quo metu Viriathus a suis interfectus est, cum quattuordecim annis Hispanias adversus Romanos movisset. (Debido a este temor Viriato fue asesinado por los suyos, al haber agitado durante catorce años las Hispanias contra los romanos). Pastor primo fuit, mox latronum dux, postremo tantos ad bellum populos concitavit, ut adsertor contra Romanos Hispaniae putaretur. (Fue en principio un pastor, después jefe de unos salteadores de caminos, finalmente reunió tantos pueblos para la guerra, que era considerado un defensor de Hispania frente a los romanos). Et cum interfectores eius praemium a Caepione consule peterent, responsum est numquam Romanis placuisse imperatores a suis militibus interfici. (Y al haberle pedido sus asesinos una recompensa al cónsul Cepión, se les respondió que nunca a los romanos les había agradado que los jefes fueran asesinados por sus propios soldados).


Comentario: Para entender el texto, hace falta conocer un poco su contexto histórico: En el año 155 a. de C. comenzaron las primeras rebeliones de los lusitanos contra la dominación romana. Eran tribus seminómadas dedicadas fundamentalmente al pastoreo. La represión que llevaron a cabo los dirigentes romanos, especialmente el pretor Galba, fue brutal. Según Suetonio, Galba habría pasado a cuchillo a más de treinta mil lusitanos acusados de traición. Esta situación movió a Viriato, superviviente de la matanza, a alzarse como cabecilla de los rebeldes. Mantuvo en jaque a los ejércitos romanos mediante la táctica de la guerra de guerrillas, que también practicarían después cántabros y astures.

Viriato habría sido, según Eutropio, en primer lugar un simple pastor, después el jefe de una cuadrilla de ladrones, y finalmente el cabecilla visible de la revuelta, que consiguió aglutinar en torno suyo a numerosas tribus y pueblos descontentos con la dominación romana. En el año 139 a. de C. fue asesinado a traición por sus propios hombres. El texto finaliza con la anécdota de que los asesinos de Viriato, lusitanos como él, pretendieron cobrar una recompensa, que el cónsul romano les negó, acuñando la famosa frase de "Roma traditoribus non praemiat", o lo que es lo mismo: Roma no paga a traidores.




Por otra parte, se les pedía, además, a los participantes del certamen que señalaran palabras castellanas derivadas de los siguientes cuatro términos latinos que aparecían en el texto:

BELLUM, que significa "guerra", se mantiene en palabras castellanas como bélico, beligerante, (anti-)belicista, rebelión, rebeldía, rebelde. Se cita incluso a veces la desafortunada frase latina de "Si vis pacem, para bellum": si quieres la paz, prepara la guerra; "parabellum" es el nombre también de un calibre balístico.

DUX, que significa "jefe, general", y cuya raíz es DUC- y quiere decir "llevar", se conserva en los numerosos verbos acabados en -ducir como a-ducir, ab-ducir, con-ducir, de-ducir, in-ducir, intro-ducir, pro-ducir, re-ducir, re-pro-ducir, se-ducir, tra-ducir. Resulta curioso a la vez que instructivo ir viendo cómo en nuestra lengua todos estos verbos tienen un significado común y básico que es el de "llevar" y cómo este significado se va modificando ligeramente según el prefijo que le coloquemos delante: intro- por ejemplo, añade el matiz de "hacia adentro", y "tra" "hacia otro lado (o lengua, en este caso)". También se pueden señalar como derivados de esta raíz "duque", "ducado", "dúctil", y los numerosos derivados de cualesquiera de los verbos citados acabados en -ducción, -ductor, -ductivo...

PLACUISSE, cuya raíz es PLAC-, que significa "agradar", es el origen de plácido, placer, complacer, placentero, placebo, beneplácito, etc.

MILITIBUS, cuya raíz es MILIT-, que quiere decir "soldado", está en la base de militar, militarizar, (anti-)militarismo, milicia, miliciano, y el término popular "mili".

En la ciudad de Zamora se encuentra esta estatua del líder lusitano Viriato, con la inscripción: TERROR ROMANORUM: el terror (o la pesadilla) de los romanos.


domingo, 17 de abril de 2011

Griego: mucho más que una opción


Si eliges estudiar Griego en Bachillerato estás tomando una decisión mucho más importante de lo que parece a primera y simple vista: Griego es mucho más que una asignatura: es un viaje inolvidable hacia una lengua y una cultura que, aunque nos puede parecer lejana en el tiempo y en el espacio, no va a resultarnos ajena en absoluto: porque, aunque no seamos conscientes, seguimos hablando y pensando en griego, porque el griego se sigue hablando todavía.


En la novela "Memorias de Adriano", Marguerite Yourcenar pone en boca del sabio emperador las siguientes palabras: "Siempre agradeceré a Escauro que me hiciera estudiar griego a temprana edad. Aun era un niño cuando por primera vez probé de escribir con el estilo los caracteres de ese alfabeto desconocido; empezaba mi gran extrañamiento, mis grandes viajes y el sentimiento de una elección tan deliberada y tan involuntaria como el amor.


Amé esa lengua por su flexibilidad de cuerpo bien adiestrado, su riqueza de vocabulario donde a cada palabra se siente el contacto directo y variado de las realidades, y porque casi todo lo que los hombres han dicho de mejor lo han dicho en griego.


Bien sé que hay otros idiomas; están petrificados, o aún les falta nacer. Los sacerdotes egipcios me mostraron sus antiguos símbolos, signos más que palabras, antiquísimos esfuerzos por clasificar el mundo y las cosas, habla sepulcral de una raza muerta.


Durante la guerra con los judíos, el rabino Josuá me explicó literalmente ciertos textos de esa lengua de sectarios, tan obsesionados por su dios, que han desatendido lo humano.


En el ejército me familiaricé con el lenguaje de los auxiliares celtas; me acuerdo sobre todo de ciertos cantos... Pero las jergas bárbaras valen a lo sumo por las reservas que proporcionan a la palabra, y por todo lo que sin duda expresarán en el porvenir.


En cambio el griego tiene tras de él tesoros de experiencia, la del hombre y la del Estado. (...) todo lo que cada uno de nosotros puede intentar para perder a sus semejantes o para servirlos ha sido hecho ya alguna vez por un griego.


Y lo mismo ocurre con nuestras elecciones personales: del cinismo al idealismo, del escepticismo de Pirrón a los sueños sagrados de Pitágoras, nuestras negativas o asentimientos ya han tenido lugar; nuestros vicios y virtudes cuentan con modelos griegos.


Nada iguala la belleza de una inscripción votiva o funeraria latina; esas pocas palabras grabadas en la piedra resumen con majestad impersonal todo lo que el mundo necesita saber de nosotros.


Yo he administrado el imperio en latín; mi epitafio será escrito en latín sobre los muros de mi mausoleo a orillas del Tíber; pero he pensado y he vivido en griego."



Mausoleo de Adriano a la orilla del Tíber, Roma, conocido también como Castel Sant Angelo.

viernes, 15 de abril de 2011

Veni, vidi, vici


Una de las frases más famosas atribuidas a Julio César es "Veni, uidi, uici", lo que quiere decir, como se sabe, "llegué, vi, vencí". Así resumió una de sus gloriosas campañas militares el ilustre general. Otro dicho suyo famoso fue, cuando cruzó el Rubicón, "alea iacta est" (la suerte, -o, más propiamente, el dado- está echada), y su última frase famosa, cronológicamente: "Tu, quoque, Brute, fili mi?" (que dicen que le dijo a Bruto, uno de sus asesinos en la hora de su muerte: ¿Tú también, Bruto, hijo mío?).


Una de las recreaciones  más célebres de la frase cesariana se la debemos al poeta francés Victor Hugo, que dedicó un poema a la muerte prematura de su hija, titulado Veni, vidi, vixi, cambiando la última palabra: vixi (he vivido, viví)  en lugar de vici (he vencido, vencí): "llegué, vi, viví".


No habrá seguramente frase latina más y peor citada que esta de "ueni, uidi, uici". ¿Por qué? Pues por la mala costumbre de leer el latín clásico según la pronunciación nacional de la lengua de uno. Si leemos el latín a la española, tendremos que decir: "veni, vidi, vici", como si lo hubiéramos escrito "beni, bidi, bici" con "b" de burro. Los hispanos, ya de antiguo, no diferenciábamos B y V. Por eso se permitieron algunos la broma de decir que nosotros no distinguíamos "uíuere" (vivir) de "bíbere" (beber), confundiendo la vida con la bebida, y dando a entender de paso lo aficionados que eran nuestros antepasados al vino.


Durante mucho tiempo se creyó que la pronunciación correcta del latín era la italiana, y se leía la lengua de Cicerón y de Virgilio como si fuera italiano moderno. Habréis oído seguramente esta frase pronunciada a veces "veni, vidi, vichi" e incluso "veni, vidi, vinchi", con una ene intrusa incorrecta totalmente, que no pinta nada porque corresponde al presente pero no al pretérito perfecto. Esta pronunciación es la que adoptó e impuso la iglesia católica a toda la cristiandad, cuando la misa se celebraba como Dios manda, en latín.


¿Cómo la pronunciaría el propio César cuando en el mundo se hablaba latín y esta lengua no había degenerado todavía ni en castellano ni en italiano ni en francés ni en rumano ni en un largo etcétera de latines mal hablados? Pues seguramente así "ueni, uidi, uici", es decir /wéni, wídi, wíki/.