domingo, 22 de junio de 2014

Dos Metamorfosis de Ovidio según Picasso

Faetonte: Así ilustró Pablo Picasso la caída de Faetonte (o Faetón) con el carro del Sol. Recordemos que Faetón (o Faetonte) era hijo de Helios, pero había llegado a la adolescencia sin conocer a su padre. Cuando le revelaron su identidad, le pidió al dios que le dejara conducir el carro solar que llevaba la luz cada día a la Tierra. Su padre, que se sentía culpable por haberlo tenido tanto tiempo apartado de sí, se lo concedió imprudentemente. Los caballos se desbocaron y abandonaron su consabido recorrido. Zeus, antes de que desapareciera la vida de la faz del planeta, fulminó al auriga, cuya muerte fue llorada por las ninfas del río Erídano y por sus hermanas las Helíades, que acabaron transformadas en los álamos que crecen a las orillas de los ríos, y sus lágrimas convertidas en gotas de ámbar.


 Aracne: Aracne era una experta tejedora que retó a la diosa Atenea (la Minerva romana) a bordar un tapiz. El tapiz de la diosa mostraba los castigos que habían recibido los mortales que habían retado a los dioses; el tapiz de Aracne, sin embargo, mostraba las metamorfois  en cisne y en toro de Júpiter (el Zeus griego) para seducir a diosas y mujeres, lo que irritó tanto a la diosa que decidió convertir a la joven en una araña, condenada a tejer eternamente. Este tema lo trató magistralmente Velázquez en su cuadro Las Hilanderas. Así lo reflejó Picasso, que nos muestra a Aracne, orgullosa, mostrando uno de sus bordados.


sábado, 14 de junio de 2014

El olivo y la belleza



En 1870, Dimitris Paputsanis fundó en la isla griega de Lesbos, donde naciera y vivera la poetisa Safo, la primera factoría de prensado de aceite de oliva con una máquina de vapor no sólo para la obtención de aceite de la mejor calidad, sino también para la elaboración de jabón basado en este ingrediente natural, regalo de la sabia diosa Atenea. La empresa, con ya más de 140 años de antigüedad,  lleva su nombre Paputsanis S.A.,  por todo el mundo.  Toda una gama de productos naturales de belleza, dedicados a alimentar, hidratar y revitalizar cuero cabelludo y piel,  lleva el nombre de Olivia.

El olivo es el símbolo de la paz, la prosperidad y la fertilidad. También de la luz, dado que en la antigüedad,  en un mundo en que no existía la luz eléctrica, se utilizaba el aceite para encender las lámparas.   Además, los atletas victoriosos en los Juegos Olímpicos que se celebraban cada cuatro años en Olimpia eran galardonados con una corona de olivo (a diferencia del laurel, símbolo de Apolo, de los Juegos Píticos de Delfos).

 Acuarela de Pedro Cano, tomada del blog La pasión griega

En la Biblia, la rama de olivo que porta la paloma en su pico es la señal inequívoca de que las aguas del diluvio se han retirado por fin de la faz de la Tierra.

La fotografía publicitaria plasma la belleza de un olivo centenario mediterráneo, con una espléndida puesta de sol de fondo. Sobre la fotografía la marca del producto OLIVIA - palabra que procede del latín OLIVA, que era el nombre del árbol, el olivo,  y de su sabroso fruto,  la aceituna, todavía llamada "oliva" en algunos ámbitos dialectales del español, derivada a su vez de OLEA y de OLEUM, que era propiamente el nombre del aceite, lo que ha dejado en castellano el prefijo oleo- y la forma antigua olio-,  el logo que representa al árbol de Atenea, y la inscripción inglesa "beauty & the olive tree": belleza y olivo.


martes, 10 de junio de 2014

El conflicto en la litetarura, según Grant Snider


Grant Snider vuelve a sorprendernos desde Incidental Comics con su agudeza intelectual en este "Conflict in literature", que me he permitido adaptar al latín sin su permiso (Conflictus in litteratura), un latín que no difiere prácticamente en nada del inglés que él utiliza  lo que viene a demostrar, sin querer, algo que ya sabíamos: que la lengua de Shakespeare  posee un sesenta por ciento de términos latinos tomados bien directamente de la lengua del Lacio o bien, indirectamente, a través del francés de los normados que dominaron Gran Bretaña.  Ahí tenemos, por ejemplo: conflict, in, literature, classical, no, modern, nature, society, technology, reality, author; el neologismo postmodern formado con la partícula latina post, que indica posterioridad, añadida al adjetivo,  modern y el latinismos vs. que es abreviatura de versus); sólo son palabras sajonas, procedentes del germánico en el texto de Snider  man, self y God, que no corresponden a las latinas homo, ipse, deus, que utilizo en la traducción, sino a las alemanas Mann, selbst y Gott.

Este carácter híbrido y bifronte del inglés moderno (por un lado,  lengua germánica,  pero,  por otro,  lengua con un enorme caudal de vocabulario latino) se ejemplifica muy bien, como dice M. Edwards, en el nombre del país: The united Kingdom. El kingdom (germánico) designa la realidad del reino, united (latín) el pensamiento que lo ha unificado. Esto es algo que todavía se incrementa más en el caso de los Estados Unidos de América: United States of America, donde además del united (latín) tenemos states (latín), para denomianr a las nacientes repúblicas independizadas de la corona inglesa.

El mayor tropezón, sin embargo,  que he tenido en la traducción, muy ilustrativo, por otra parte, es que en latín clásico no hay una palabra específica que signifique "realidad", por lo que he tenido que recurrir al anacronismo "realitatem" (creado en el bajo latín y derivado del adjetivo realis -e, que a su vez procede del clásico res rei "cosa"), de donde deriva la moderna Realidad, ese invento del gobierno y de los adultos para que los niños y lo que pueda quedarnos a los mayores de niños nos adaptemos a las duras condiciones de la vida que nos imponemos (la realidad es lo único que hay, la dura y cruda realidad, hay que ser realistas, etcétera).

En cuanto a los conflictos que cita Snider, dentro de la literatura clásica grecolaltina, encuentro que el personaje de Aquiles de la Ilíada de Homero encarna a las mil maravillas el conflicto del hombre contra el hombre, por su rivalidad con Héctor, mientras que el Ulises de la Odisea  homérica encarna el conflicto del hombre contra la naturaleza, principalmente contra el mar, y el conflicto contra los dioses, ya que se ganó la ira de Posidón, que hizo que su viaje de regreso a Ítaca durara diez años y fuera una auténtica odisea.  Si vamos ahora a la literatura latina, Eneas, el héroe del poema épico la Eneida de Virgilio,  representaría muy bien los tres conflictos: la naturaleza (el mar, igual que Ulises), los hombres (sobre todo en su rivalidad con Turno en la segunda parte de la Eneida, al que acaba dando muerte) y los dioses (hijo de una diosa, como es, tiene que sufrir sin embargo la ira rencorosa de la cruel Juno).


viernes, 6 de junio de 2014

Mitología griega actualizada

El artista gráfico Ryan Mauskopf nos ofrece en su página unas graciosas interpretaciones modernas de algunos mitos griegos. He aquí su trabajo:

La barca de Caronte, que lleva las almas de los muertos al reino de Hades atravesando el Aqueronte,  es sorprendida por el guardacostas.  Para que las ánimas fueran conducidos a la otra orilla, y no permanecieran como almas en pena toda la eternidad, sus familiares y amigos debían colocar una moneda bajo su lengua, un óbolo, como si dijéramos un céntimo,  para pagar el pasaje al barquero por la travesía. Imagináos el tesoro que ha cosechado el rico Caronte a lo largo de la Historia cobrando a cada pasajero esa módica cantidad. Con la cantidad de muertos que ha habido, se habrá hecho multimillonario.

Aquí tenemos al cíclope Polifemo en un cine con gafas tridimensionales; los espectadores que le rodean son las ovejas de su rebaño. Bajo las gafas del gigante, su único ojo. Polifemo vivía en una pequeña isla, donde se dedicaba al pastoreo de cabras y ovejas. Después de comerse a algunos de los tripulantes de Ulises que recalaron en ella, fue cegado por éste, que le emborrachó y clavó una estaca en el ojo. Cuando el cíclope, ciego, le preguntó cuál era su nombre, el astuto Ulises le respondió que Nadie, de forma que al pedir ayuda a sus hermanos los cíclopes, gritando "Nadie me ha dejado ciego", "Nadie se ha burlado de mí" y cosas por el estilo, no le hicieron caso.

Ícaro y el jumbo jet. Ícaro fue encerrado en el Laberinto con su padre Dédalo, que lo había construido para encerrar allí al Minotauro. Para salir de él, Dédalo construyó unas alas que, aplicadas a sus brazos, les permitirían volar a padre e hijo. Durante el vuelo, Ícaro fue tan temerario que se acercó demasiado al Sol, que derritió la cera que unía las plumas de las alas, e hizo que cayera al mar y muriera ahogado. En este caso, lo vemos aproximarse peligrosamente al jumbo jet de Minos Air...


El menú de Crono. Ryan Mauskopf nos presenta al terribe Saturno-devorando-a-uno-de-sus-hijos, el exquisito bebé que "está para comérselo" literalmente,  como si se tratara de un "bon vivant" en un restaurante  no precisamente vegetariano. Una profecía le había predicho al dios que sería destronado por uno de sus hijos, por lo que los iba devorando a medida que nacían. Así había hecho con Hestia, Deméter, Hera, Plutón o sea Hades y Posidón, pero cuando nació Zeus, su madre, irritada porque se veía privada de todos sus hijos,  le dio una piedra envuelta en pañales, que se tragó sin percatarse del engaño. Cuando Zeus creció, le suministró una pócima que le forzó a devolver a todos los hermanos que había comido vivos. Estos se unieron a Zeus y destronaron al tirano, cumpliéndose la vieja profecía y repartiéndose el mundo los tres hermanos varones: Zeus se quedaría con el aire, Posidón con el mar y Hades con la tierra y el mundo subterráneo.

Medusa visita al oftalmólogo para graduarse la vista y, como era de esperar, lo deja de piedra, pues era tal la fuerza de su mirada que petrificaba todo aquello que se le ponía por delante de los ojos.

Tritón ha caído en la red. Tritón era el hijo de Posidón, el díos del mar, y era un ser híbrido de hombre, caballo y delfín. Parece que un peligro mayor que la red de los pescadores le acecha en el fondo del mar...

El Can Cerbero de los Hooligans Hillbillys. Cérbero era el perro guardián, caracterizado por sus tres cabezas,  del reino de los infiernos de Hades: ni dejaba entrar a los vivos en los dominios de sus soberanos, el temible Hades, o sea Plutón, y su esposa a tiempo parcial Perséfone,  ni dejaba salir a las almas de los difuntos encerradas en él. 
 
Hermes perseguido por la policía. Hermes, hijo de Zeus y de Maya, será el rápido y alado mensajero de los dioses. Era también el dios del comercio y también del robo, por lo que Ryan Mauskopf lo presenta huyendo de la policía. 

martes, 3 de junio de 2014

Plan lector 4º de ESO: 10.- Edipo resuelve el caso.

Continaumos, ya para acabar el curso, con nuestro Plan Lector de 4º de ESO, que se ha centrado en la mitología clásica y en la poesía española inspirada en ella. Por aquí han desfilado poetas como Lope de Vega, que da nombre a nuestro instituto, o Gerardo Diego, que presta su nombre al colegio anejo, pero también Quevedo, Unamuno o Jorge Luis Borges entre otros. Ellos nos han traído a Orfeo y Eurídice, Perseo y Andrómeda, Ícaro, el Minotauro y el Laberinto, Prometeo y tantos otros personajes y mitos de la  leyenda dorada. 

Hemos ilustrado, además, los poemas con cuadros alusivos de pintores de todas las épocas,  porque el plan lector no sólo debe contemplar textos escritos, sino también imágenes, que tienen su propio lenguaje gráfico. Y, sin haberlo pretendido, todos los textos literarios han resultado ser, burla burlando, poemas de catorce versos, sí, sonetos, ni más ni menos. Así que ahora os propongo, para concluir la serie, uno más, que será el último. Repetimos también poeta, el argentino Jorge Luis Borges, del que ya hemos leído anteriormente un texto sobre el laberinto que tanto le obsesionó.


La lectura de Borges que os propongo ahora es sobre Edipo. Edipo es un héroe trágico griego que quiere escapar de su destino fatal,  que es, según el oráculo de Delfos, víctima de fuerzas inconscientes irracionales como son el amor y el odio: matar a su padre y engendrar  hijos de su propia madre. El héroe luchará contra su destino,  pero se verá finalmente, mal que le pese, abocado a cumplirlo. A Borges no le interesa aquí la tragedia del héroe, que escribió magistralmente Sófocles, ni el famoso complejo que formulará el padre del psicoanálisis,  Sigmund Freud, sino su faceta menos conocida de intérprete de enigmas.


Así refleja, por cierto, Quino,  el dibujante argentino,  el famoso complejo de Edipo: la competencia por el amor de la misma mujer entre el marido y el hijo varón.
  

Cuando nació Edipo, sus padres Layo y Yocasta, los reyes de Tebas, supersticiosos como eran y temerosos del oráculo funesto que habían recibido, dieron orden de abandonar a la criatura recién nacida en el monte Citerón. Pero el pastor encargado de deshacerse del niño,  en vez de matarlo, se lo entregó a otro pastor amigo suyo que finalmente se lo dio en adopción a los reyes de Corinto. El niño, que no tenía nombre propio todavía, tenía sin embargo hinchados los pies por haber sido colgado de un árbol con unas correas, por lo que será conocido como Edipo, el de los pies hinchados, que eso y no otra cosa quiere decir su nombre parlante en griego. 

Edipo siempre creyó que los reyes de Corinto, Pólibo y Mérope, eran sus verdaderos padres. Por eso, cuando alcanzó la mayoría de edad y conoció la maldición que pesaba sobre su vida, huyó de Corinto y de  los que él creía sus progenitores, no fuera a suceder lo que estaba profetizado. En su deambular por el mundo huyendo de su destino, mató a un hombre tras una trifulca en un cruce de caminos.  Más tarde llegó a Tebas, donde, sin él saberlo,  había nacido años atrás.

En las afueras de la ciudad moraba la monstruosa Esfinge, un ser híbrido que planteaba a los caminantes un enigma, que, si no lo resolvían, provocaba que la bestia los matara. Una tradición, de la que parece hacerse  eco Jorge Luis Borges en el soneto, presentaba a la Esfinge como hija natural del rey Layo y, por lo tanto, hermana del propio Edipo. Nadie nunca había resuelto su acertijo, hasta que llegó Edipo: la Esfinge, la cruel cantora, le planteó la adivinanza: ¿Qué ser cuadrúpedo, bípedo y trípedo, siendo tres sucesivamente en el tiempo, es uno y el mismo sin embargo siempre?   


Edipo le respondió que el hombre, que gatea en su infancia, se alza luego sobre sus dos extremidades inferiores y finalmente se apoya en el bastón de su vejez. La Esfinge se suicidó. Por primera vez alguien había resuelto su misterioso enigma. Los tebanos, como agradecimiento, le otorgaron el trono de Tebas, que había quedado vacante tras el asesinato de su rey Layo en un cruce de caminos. Edipo, pues, accederá al trono casándose con la reina Yocasta, viuda del difunto monarca, con la que llegará al correr de los años a engendrar cuatro hijos: dos varones y dos mujeres

El problema es que ese alguien que es Edipo, encumbrado ahora a la realeza, tendrá que resolver otro caso, el enigma de su vida, si quiere liberar a su ciudad de la epidemia de peste y mortandad que se cierne sobre ella: ¿Quién es el asesino del difunto rey de Tebas, el rey Layo, cuyo crimen ha quedado impune hasta la fecha? También Edipo resolverá ese doloroso misterio: El propio detective es, sin saberlo, el autor del crimen que investiga. Él mismo es el asesino de su padre y, por lo tanto, cohabita con su propia madre, cumpliéndose el funesto oráculo que lo persiguió durante toda su vida...



 «Edipo y la Esfinge» de Jean-Auguste Dominique Ingres, obra fechada en 1808 se encuentra en el museo del Louvre de París. Se ha dicho sobre este cuadro que las manos de Edipo son elocuentes: la mano izquierda parece decirle a la Esfinge «ese que tú dices» y la derecha, apuntando hacia el héroe, «soy yo», por lo que se señala a sí mismo: la respuesta es el hombre, o sea, yo, por ejemplo. 
  
Edipo y la Esfinge de Gustave Moreau fue pintado en 1864. Ambos cuadros guardan algunas similitudes, por ejemplo el pie humano de un cadáver que se ve en la parte inferior de ambos, que revela que la resolución de la adivinanza es el ser humano.
Pero leamos ya el soneto de Borges:

Cuadrúpedo (1) en la aurora, alto en el día
y con tres pies errando por el vano
ámbito de la tarde, así veía
la eterna esfinge (2)  a su inconstante hermano,


el hombre, y con la tarde un hombre vino
que descifró aterrado en el espejo
de la monstruosa imagen, el reflejo
de su declinación(3)  y su destino.


Somos Edipo y de un eterno modo
la larga y triple bestia somos, todo
lo que seremos y lo que hemos sido.


Nos aniquilaría (4) ver la ingente (5)
forma de nuestro ser; piadosamente
Dios nos depara(6)  sucesión y olvido.

(1) cuadrúpedo: Animal que se traslada caminando sobre cuatro extremidades. Del latín quattuor "cuatro" y pes, pedis "pie".
(2) esfinge: Monstruo fabuloso, generalmente con cabeza, cuello y pecho humanos y cuerpo y pies de león. 
(3) declinación: Caída, decadencia, descenso o declive. (Las palabras se declinan en latín y en griego porque son como dados que se tiran al aire y, cuando caen,  presentan diferentes terminaciones o casos).
(4) aniquilar: Reducir a la nada. Destruir o arruinar enteramente. Del latín "nihil" que significa "nada".  
(5) ingente: Muy grande. Del latín "ingens, ingentis".
(6) deparar: Proporcionar, conceder, dar.
¿Con qué asocia Borges el enigma de los pies, al que se refiere en el primer cuarteto, cuando dice "somos Edipo" y "somos la triple bestia", en el primer terceto? ¿Por qué dice el poeta que (todos) "somos Edipo"? ¿Qué crees que quiere decir la última estrofa y la mención de Dios en el último verso "piadosamente / Dios nos depara sucesión y olvido"?

  Espero, como de costumbre, vuestras respuestas y comentarios.

lunes, 2 de junio de 2014

Lectura de una imagen de Edipo



Un óleo del artista norteamericano Bob Dob para la cubierta de un CD del grupo de rock  Oedipus representa a Edipo como un bebé. Bob Dob declara en su página web que le gusta crear mundos en los que esté presente el lado oscuro de la naturaleza humana. Quizá por eso este Edipo lleva una corona de rey en cuyas puntas destacan tres calaveras, como si quisiera dar a entender así que el regio poder de la monarquía que encarna Edipo se fundamenta sobre la muerte, el asesinato de su padre, en primer lugar, y la muerte de sus conciudadanos víctimas de la peste enviada a Tebas por los dioses como castigo divino. 

El bebé tiene ya los ojos horadados, lo que anticipa su futuro: el niño, en efecto,  llegará con el paso del tiempo a ser rey y, cuando descubra que ha matado a su padre y se ha acostado con su madre, se arrancará los ojos. Considera que su crimen es de tal tamaño que la muerte sería una solución muy fácil, por lo que ha de seguir viviendo y sufriendo para pagar por lo que ha hecho, pero ya no verá nunca más la luz del sol.  

La caracterización de Edipo como un bebé se debe tal vez a la imposibilidad de cambiar el destino, el fatídico sino o hado fatal, valga la redundancia, que determinó su vida. 

Sobre la corona real hay un signo de interrogación, lo que puede simbolizar la propia ignorancia de Edipo, que no es consciente de que la profecía del oráculo se ha cumplido ya. 

Los ojos arrancados de sus cuencas, caídos y ensangrentados por el suelo,  reflejan la ceguera de Edipo: ha estado ciego todo el tiempo. La ceguera simboliza su ignorancia. Edipo sabe que ha matado a un hombre y sabe que se ha casado con una mujer que, por su edad, podría ser su madre, pero no ve que ese hombre que ha matado y esa mujer a la que le ha hecho cuatro hijos son su padre y su madre. 

La calavera en el suelo simboliza la muerte del rey Layo. El cuervo en la mano de Edipo niño significa probablemente la mala suerte de su aciago destino: los cuervos tradicionalmente han sido siempre pájaros de mal agüero que traen mala fortuna, y Edipo ha nacido bajo un mal sino. 

El bastón en su mano derecha probablemente alude al enigma que le planteó la Esfinge de Tebas y que él resolvió: el ser que andaba a cuatro, dos y tres patas sucesivamente era el hombre, es decir, él mismo: el niño que gatea, el hombre que se sostiene sobre sus dos piernas,  y el anciano que se apoya en el bastón, bastón que evoca también su ceguera como compañero de su vejez hasta su muerte en Colono. 

El lúgubre colorido y el lóbrego escenario (el único signo de vida vegetal es un árbol muerto) corroboran la fatalidad del trágico destino de Edipo.